Hicimos coincidir nuestro regreso a Bangkok con un día de fin de semana porque queríamos conocer el mercado de Chatuchak que se monta los fines de semana. Mucha gente en blogs y foros habla muy bien de dicho mercado, pero tras la decepción de los centros comerciales tipo MBK y similares y el descubrimiento de algunos mercados locales como los de Mae Sot o alguno incluso en el propio Bangkok, queríamos ver por nosotros mismos lo que Chatuchak nos podía ofrecer.
Por eso, volvimos a Bangkok el viernes por la tarde y nos alojamos en la misma zona del hostel en la que ya estuvimos nada más llegar, en otro hostel llevado por ciudadanos indios. Lo que nos gusta de esta zona es que está muy cerca de Khao San Road, pero sin estar metido dentro, lo cual nos ofrece mucha libertad para ir y visitar el epicentro de la escena mochilera cuando queremos, pero salir de allí cuando no nos interesa. Por cierto, una nota al margen del hostel en sí. ¿Qué le pasa a los tailandeses que no saben negociar? No es específico de los tailandeses, también en otros países nos ha pasado, pero no lo entendemos. Si llegan dos tipos a un hostel a las 8 de la tarde, que para el horario local ya es bastante tarde, y tienes habitaciones sin ocupar, ¿cómo puedes dejar que se escapen sabiendo que a 100 metros tienen un hostel más barato que el tuyo? Por eso, en Bangkok recomiendo ir a los alojamientos indios y negociar el precio, que ellos sí que saben hacerlo, en los thai, ni lo intentes, son inflexibles salvo que negocies para largas estancias.
Notas al margen, el hostel está bastante bien, pero advierto que el precio inicial era de 250 B por persona en una habitación de 10 con desayuno incluido, eso sí. Terminamos pagando 150 B cada uno. A continuación un vídeo de cómo es el hostel (como veréis es muy básico, pero limpio y funcional):
Por la noche salimos por la zona de Khao San Road, medio cenamos en un Pizza Hut (carísimo! pero la necesidad de saborear algo parecido a pan entre los dientes es muy fuerte) y visitamos nuestro mercado favorito frente al hotel Royal (otro día os hablo de este «secreto» de Tailandia).
A la mañana siguiente nos levantamos pronto y nos fuimos al mercado de Chatuchak con el autobús de línea. El mercado ni nos decepcionó ni nos entusiasmó, era un poco más de lo mismo de lo que ya habíamos visto por toda Tailandia. Especialmente nos recordó al mercado de la frontera de Mae Sot, solo que los precios de partida estaban más elevados aquí que en Mae Sot y había, por supuesto, mayor cantidad numérica de productos (aunque también había algún producto que podías encontrarlo en Mae Sot y aquí no).
El mercado de Chatuchak está encerrado en una especie de parque. Allí dentro hay una serie de casetas o puestos fijos (algo similar a la feria del libro) y teóricamente cada pasillo de cada sección está dedicado a un tipo de producto. En la práctica, aunque a veces sí que es cierto que hay un cierto orden dentro del mercado, puedes encontrar puestos totalmente fuera de lugar. La visita en sí misma es bastante agobiante dado que los puestos están muy pegados entre sí, dejando un pasillo de poco más de un metro para los clientes. Además hace un calor insoportable, pero se agradece que esté todo atechado si empieza a llover (como nos pasó a nosotros). Hay bares y restaurantes por todo el perímetro, por lo que es perfectamente factible quedarte a comer allí o descansar un rato tomándote algo. Por otra parte, en la parte exterior del mercado se monta un mercado «ilegal» dónde venden algunos artículos a precios mucho menores que en el mercado de Chatuchak propiamente dicho.
Tras la visita al mercado de Chatuchak, tomamos otra vez el autobús número 3 de vuelta a Khao San y de ahí con el 53 fuimos a la estación central de trenes de Bangkok. Por cierto, fijaros que los autobuses, aunque tengan la misma numeración y recorrido hay de dos tipos: unos más viejos sin aire acondicionado y otros más nuevos con aire acondicionado. El precio varia de unos a otros de 6’5 B a 15 B, insignificante en realidad para alguien acostumbrado a pagar a euro y pico el viaje. Nosotros siempre elegimos «el primero que pasaba».
Tras la espera del tren, que por suerte no llevaba retraso (¡claro, si era la primera parada!) nos montamos y conocimos a nuestros vecinos «de abajo» que habían comprado las literas de abajo que cuestan 50 B más, pero que son más cómodas a ciertas edades. Era una pareja thai de unos 50-60 años en la que la mujer llevaba por el camino de la amargura al marido, algo habitual por aquí…
En el viaje en tren ya es otra historia…
Gastos:
Desayuno: 34 B
Comida: 130 B
Tren a Bangkok: 2×100
Zumo naranja: 20 B
Hostel: 2×150 B
Pizza Hut: 119 B (pizza pequeña y botella grande de Pepsi)
Comida en la calle: 59 B
Varios en mercado favorito (Camiseta, pulsera, pendientes, funda movil): 115 B
Algodón de azucar (porritos): 20 B
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