Nuestro primer día de ruta en Islandia despertamos en el aeropuerto, pero a diferencia de en otras ocasiones en las que nos hemos quedado a dormir en el mismo aeropuerto, esta vez, despertamos en el Hotel Smari que está a 100 metros de la terminal del pequeño aeropuerto internacional de Keflavik. Compartimos una habitación de 4 personas con Aida y Jorge con los que habíamos volado desde Alicante (129 €, 65 € por pareja). Bastante caro, pero así conseguiríamos dormir un poco ya que el vuelo de WOW Airlines llegaba a las 2 de la madrugada.
Acerca del hotel, lo único que puedo decir es que está muy bien. No es un hotel lujoso, pero es muy tranquilo, personal amable, está muy bien situado y el desayuno continental en forma de buffet está bien surtido (además de leche, café, tostadas y demás, también hay queso, jamón york, etc). El vuelo con WOW es un vuelo más, tipo EasyJet, sin ninguna historia, ni para bien ni para mal.
A las 9 de la mañana, después de desayunar, regresamos a la terminal a recoger a Román, el quinto miembro del grupo que venía de pasar la noche en un aeropuerto de Londres dónde había hecho escala en su viaje desde Berlín. Ya todos juntos, emprendimos andando los 4 km que separan el aeropuerto de las oficinas de McRent. Cabe la posibilidad de realizar este recorrido en taxi, pero ni siquiera preguntamos precios; los 4 km esos son la primera de las muchas marchas que realizaríamos en el viaje y además íbamos sin mochilas pues las habíamos dejado todas en el hotel.
Ruta en Islandia abortada
El tiempo nos había acompañado desde Alicante. Llegamos en una noche fría pero despejada y por la mañana el sol se había ocultado tras algunas nubes, pero no parecía que fuera a llover de manera inminente. Sin embargo, la predicción del tiempo decía que llovería a partir de mediodía. Y así fue. Tras recoger la autocaravana en McRent, empezó una leve nevada y, con ella, empezó a soplar el viento, al principio muy poco, pero pronto descubriríamos porque el encargado de McRent nos espetaba a salir pronto hasta nuestro primer destino. Literalmente nos dijo “si os vais ya hacía Hvammsvík me quedo más tranquilo”. Y nosotros le aseguramos que sí, que iniciábamos ya la ruta en Islandia.
Sin embargo, antes de poder iniciar la ruta teníamos que hacer dos cosas: recoger el equipaje del hotel y comprar provisiones en el supermercado (a pesar de todas las provisiones que ya llevábamos necesitábamos algunas cosas más). Y así lo hicimos, bajo la suave nevada, regresamos al aeropuerto, recogimos las maletas y luego deshicimos el camino hasta llegar al Bonus más cercano. Cuando entramos a comprar ya soplaba fuertemente el viento, pero cuando salimos aquello ya daba miedo. Comimos en el parking del Bonus y decidimos suspender el programa previsto porque veíamos imposible salir con ese viento después de las advertencias que nos había hecho el vendedor de McRent. Pasaron horas y el viento no amainaba. Nos temíamos que nos pasaríamos allí la noche y nos dispusimos a buscar un mejor lugar de aparcamiento.
En un momento dado, una señora de unos 50 años llamó a la puerta de nuestra autocarava. Con un inglés muy claro nos dijo: “Os he visto que estabais dentro y no me he podido resistirme a deciros que por favor, por favor, no mováis ahora la autocaravana con este viento. Mi marido la semana pasada volcó lateralmente con una como esta debido al viento”.
¡Empezamos bien el viaje! La visita de la península de Reykjanes al garete por culpa del viento y toda la planificación comprometida si no podíamos llegar a dormir a Hvammsvík. ¿Qué hacer? Hubo que arriesgar y tomar una decisión. Pasadas las 8 de la tarde, vimos que el viento amainaba y que las fuertes rachas ya no golpeaban la autocaravana y decidimos por unanimidad movernos lentamente hasta el lugar previsto para dormir. Siguiendo las instrucciones del GPS fuimos circundando Reikiavik hasta dar con la Ring Road. Tuvimos mucha suerte y el viento no pasó de “rachas controlables”. De vez en cuando un bandazo, pero nada que nos hiciera temer que podríamos volcar. Así, poco a poco, llegamos a Hvammsvík, una pequeña península en un fiordo dónde conviven varias granjas y un campo de golf.
¡Hay que empezar la ruta!
Nuestra idea de dormir en Hvammsvík era para aprovechar la poza de agua que allí había. Esa es la idea de cada noche: dormir junto a un lugar dónde poder bañarnos y así ahorrarnos la ducha en la autocaravana. Para acceder a la poza de agua caliente tuvimos que tomar un camino de tierra en bastante buen estado al principio, pero que se complicó un poco después. Por el camino atravesamos una granja dónde una luz automática nos dio la bienvenida (aunque parecía que no había nadie en ese momento). Finalmente llegamos al final del camino, desde dónde a unos 50 metros podíamos ver ya el vapor de las aguas calientes.
Aunque ya pasaban de las 21:30, todavía era de día, así que salimos a realizar una vuelta de exploración de la poza antes de cenar. Desde lejos vimos que se trataba de una construcción de piedra circular muy cerca del mar, a apenas 10 metros. Sin embargo, cuando llegamos al lugar nos llevamos una gran desilusión: la poza estaba seca. La manguera de plástico que canalizaba el agua desde la fuente de agua caliente se había roto y ahora el agua caliente era vertida directamente al mar. Probablemente nadie había visitado aquél lugar desde hacía semanas por lo que nadie se habría dado cuenta del suceso. Eso o que el granjero propietario de las tierras estaba harto de tener visitantes (esa era la otra teoría, aunque lo dudo). El caso es que esa noche no pudimos bañarnos en uno de los mejores hot-pots de Islandia, pero al menos habíamos empezado la ruta por Islandia y habíamos llegado al lugar dónde teníamos previsto dormir ese día. Eso sí, la noche fue movida, puesto que el viento empezó a arreciar y no habíamos tenido la precaución de dejar la autocaravana orientada en la dirección en la que soplaba.
3 Replies to “Primer día de ruta en Islandia con la autocaravana”