El viaje en camión desde Santiago de Cuba a La Habana fue mucho más llevadero de lo que pensábamos. Los camiones que hacen recorridos tan largos llevan asientos como los de los autobuses, de hecho, son asientos de viejos autobuses llevados al desguace que los camioneros compran y atornillan al chasis. En Cuba se aprovecha todo, no sobra nada. Así, aunque un poco más incómodos que los asientos de una guagua, hacer un viaje así sería comparable a viajar 12 horas en un autobús incómodo.
El principio del viaje estuvo marcado por las risas y el cachondeo generalizado. Viajaba con nosotros una mujer soldado realmente graciosa que contaba anécdotas una tras otra a un volumen más que considerable. Incluso con el ruido del traquetreo del camión, podía escucharla perfectamente y eso que estaba a 3 filas de distancia. Fue la mujer que contó la anécdota de “las mujeres de la revolución” que conté hace unas semanas.
Día 27: Regreso a La Habana
Dormimos bastante bien, aunque no muchas horas. El camión hizo una parada a la una de la madrugada para el cambio de conductores y para que quien quisiera comiera algo y fuera al baño. Hasta esa hora yo no había dormido nada, aunque Nuria sí que pudo dormir un poco. Tras la parada, en la que cenamos unos bocadillos (lo único que había), dormimos ambos hasta casi la hora de llegada, las 7 de la mañana.
Aunque en ese momento no notábamos demasiado el cansancio, decidimos tomarnos la mañana de manera relajada. Desayunamos en el hostel, lavamos ropa y dormimos un rato cuando desocuparon las camas. Además, tuvimos la gran suerte de reencontrarnos con nuestros amigos de Cuento Latino, una pareja de argentinos majísimos que habíamos conocido en el viaje a Panamá. Ellos se iban ese día hacía el interior del país y nosotros regresábamos. ¡Qué casualidad!
Por la tarde estuvimos en el pabellón Cuba, paseamos por el Malecón y fuimos al cine. Disfrutamos Cuba como un cubano, sabiendo que a La Habana regresaremos por lo que no hacía falta hacer demasiado el turista.
Día 28: Sorpresas de Cuba
Solo el viaje a Senegal podría ser comparable en cuanto a anécdotas, sorpresas, momento surrealistas, historias que se te quedan muy adentro… Cuba te ofrece una sorpresa, una historia, un recuerdo, en cada rincón, en cada calle. Y nuestro último día completo en la isla, no sería menos.
Dedicamos el día a la Habana Vieja, pero a ritmo cubano, como si vivieramos allí y no estuviéramos de paso. Por la mañana fuimos a comprar algunos souvenirs a San Rafael. Allí, al principio de la calle, en una entre el parque Fe del Valle y Galiano, se encuentra un centro de artesanía, Siglo XXI, si no recuerdo mal, dónde se pueden encontrar los mejores precios en los típicos souvenirs de recuerdo.
Después de las compras, regresamos a comer al hostel ya que Nuria había quedado para hacerse trenzas con una mujer que hacía trenzas a turistas en la calle. Ella tenía licencia para hacer trenzas a turistas en una determinada plaza, pero no en cualquier calle, por lo que a la falta de esta licencia, terminamos regresando a la Habana Vieja para hacer las trenzas en su propia casa.
La experiencia fue realmente interesante. La mujer tendría unos 40 y pico años, estaba divorciada y vivía con otro chico con el que no se llevaba muy bien y estaba a punto de dejar. Tenía una hija que estaba allí en el comedor con sus amigas. La casa era modesta y no muy grande, pero no faltaba nada y estaba muy limpia y ordenada. Lo interesante fue la conversación con las niñas, jóvenes de entre 12 y 15 años, aunque por la apariencia hubiera jurado que tenían bastantes años más. Los derroteros de la conversación fueron y vinieron desde los amoríos juveniles, la falta de ganas de estudiar y trabajar y las realidades comparadas de Cuba y el resto del mundo. Que Cuba tenía una generación de ni-nis como nosotros la tuvimos aquí (¿todavía la conservamos?), ya lo sabíamos. Lo que no nos imaginábamos era la desarrollada imaginación que tenía esa generación para inventarse un mundo totalmente irreal que situaban en Europa y EEUU. Si lo único que ven son series y películas de “triunfadores” (digamos, que usando el concepto de triunfar que nos venden los medios) y la única forma de contrastar el modelo es comparándolo con los turistas que llegan en tromba a La Habana Vieja, es lógico que su visión del mundo esté claramente distorsionada.
Ya con las nuevas trenzas en la cabeza de Nuria, regresamos al hostel donde charlamos con Laura, una chica valenciana que conocimos el día anterior, y que resultó ser la pareja de Pancho, el vocalista de Zoo, uno de nuestros grupos favoritos.
Más tarde Regresamos a La Habana vieja para vivir la vida nocturna allí. Nos pareció una noche encantadora y nos arrepentimos un poco de no haber visitado aquella zona más veces por la noche.
Día 29: No es un adiós, es un hasta pronto
Sabiendo que nos esperaba una paliza de aviones, nos quedamos en la cama hasta bastante tarde. Hacia las 11 salimos de casa y visitamos tranquilamente la Rampa de día y en fin de semana, algo que todavía no habíamos hecho, y nos sorprende lo cambiada que se ve: hay puestos de venta de libros, mercadillos de artesanía, charlas en la calle y otros diversos eventos.
Nos damos un pequeño lujo y comemos en el restaurante El Cochinillo, que aunque es en moneda nacional es más lujoso y caro de lo que estamos acostumbrados.
Con el poco tiempo que nos quedaba en la capital cubana, decidimos ir a visitar el gran hotel Nacional y luego pasear por el Malecón de camino a casa. Nos despedimos de Magnolia y Wilfredo, que han sido en parte los artífices de que el viaje nos saliera tan bien, y junto con unas taiwanesas residentes en México, salimos en dirección al aeropuerto.
Tuvimos mucha suerte y logramos conectar el P16 con el bus de trabajadores del aeropuerto y así no tuvimos que caminar nada.
Con la tristeza de dejar una ciudad y un país que nos ha enamorado, tomamos el primero de los dos vuelos que nos llevarían a eso que llamamos “casa”.
Hola
Voy a la habana en agosto. Quiero saber donde puedo hacerme las trenzas !!!jajaj.
me han encantado.
gracias
Pues si quieres te busco los datos y te los mando a tu email 😉
Ya verás como La Habana te encanta!!
Me mandas a mi correo el contacto por favor
Lo siento Denisse, ya ha pasado mucho tiempo y no tengo los datos de contacto :/
Hola! He quedado encantada leyendo todo sobre su viaje a Cuba. Tanto que ya compre mi boleto de avión jaja. Iré en febrero por 12 días y trataré de visitar la mayor cantidad de lugares posibles. Mi primera parada sería La Habana, aún no sé si quedarme más de 2 días allí, tampoco se si dirirme primero al sureste (Trinidad, Santiago etc) o al noreste ya sea a Pinar Del Río? Que me recomiendan!!? Gracias!
Hola Luisa,
Pinar del Río no te lo recomiendo si vas a ir 12 días, pero Viñales sí. Para visitar bien La Habana necesitas dedicarle al menos 4 días. Quizás lo ideal sería que tus dos primeros días y tus dos últimos días fueran en La Habana. Luego tendrás que elegir si ir a Viñales o si ir hacía el este. En Viñales puedes estar entre 2 y 4 días, dependiendo de si te gusta la playa y quieres visitar el cayo Jutias. Si eliges ir a Viñales, luego puedes ir al Este, pero si eliges ir al Este, no sé hasta que punto te interesaría ir a Viñales… No sé si me explico. Lo que te quiero decir es que Viñales está muy bien, pero que también hay muchas ciudades y lugares interesantes hacia el otro lado y con 12 días quizás sea una pérdida de tiempo el ir de un lugar a otro por el rollo de tener que pasar por La Habana que te queda al medio.
Espero haberte ayudado, cualquier duda, ya sabes 😉
Saludos
Hola, tenemos una duda sobre el visado, para solicitarlo has de tener un billete de avión de salida antes de un mes, no es así? Sin embargo puedes ampliar la estancia un mes más, aunque eso sólo se puede hacer cuando ya estás en Cuba, si es que lo hemos entendido bien. Entonces, si queremos estar dos meses allá ¿tenemos que perder un billete de vuelta? Porque claro, los vuelos que solemos comprar son low cost, nunca permiten cambiar fechas…
En realidad en Cuba no hay visado. Se le llama visado pero es una simple “tarjeta de turismo”, algo así como el pago de una tasa por entrar al país. En realidad el visado es lo mismo, el pago de una tasa, solo que se supone que pagas esa tasa para sufragar los gastos por investigar si eres una persona bien recibida en el país, pero en Cuba no investigan nada, simplemente pagas y la obtienes.
Para conseguir la tarjeta de turismo no te van a pedir tus billetes de regreso. De hecho, lo más fácil y cómodo es solicitarla por Internet y te llegará a casa sin problemas (aquí: http://www.onlinetours.es/visados-a-cuba).
Lo que pasa es que esa tarjeta te habilita SOLO para estar durante un mes en Cuba. Si luego te quieres quedar más tiempo tienes que ampliar la validez durante un mes más y pagar la tasa correspondiente, como bien decías.
Por lo tanto, compra el vuelo que quieras y luego pides la tarjeta de turismo en la web que te comentaba arriba o directamente en las oficinas de Online Tours o el consulado si vives en Madrid o Barcelona y ya está. Fíjate que en la web solo te pide fecha de entrada, nada más.
Esa parte es muy sencilla, pero ahora vienen las posibles complicaciones. Cuando llegues a Cuba pasarás el control de pasaportes como en cualquier otro país. En el 90% de los casos no te van a pedir los billetes de regreso, pero hay posibilidades de que sí te lo pidan. Si das con un funcionario que no se entera, es posible que tengas problemas si tu vuelo no regresa antes de los 30 días que el te sellará en tu pasaporte. Igualmente, esto te puede pasar en el mostrador de facturación con la compañía aérea: algunos trabajadores no saben que se puede ampliar el periodo de estancia una vez estás en Cuba y pueden ponerte pegas si llevas un vuelo de regreso 60 días más tarde.
Para todo esto, la solución es esta: https://apeadero.es/2015/11/como-entrar-en-un-pais-sin-billete-de-salida-o-regreso/ 😉