Buscando un poco de aire fresco nos metimos en un tren cama a las 8 de la mañana hacía Thanjavur. Las opciones eran Thanjavur o Pondichery, pero la idea de meternos 2 horas en un autobús sin aire acondicionado nos disuadió bastante. Así que aprovechando que estábamos alojados justo en frente de la estación de trenes, elegimos ir a Thanjavur con la esperanza de que la temperatura bajase un poco. Pero no fue así. Tras dormir las primeras 3 horas de trayecto, el calor empezó a ser tan insoportable que tuvimos que recurrir a la ventilación manual ya que los ventiladores del techo no alcanzaban. El tren, además, se retrasó cerca de 1 hora y llegamos a las 2 y pico de la tarde a Thanjavur con un calor desesperante encima del cuerpo.
Arrastramos las maletas hasta el primer hotel que vimos y comprobamos con resignación que el precio había subido significativamente respecto a lo reseñado en la Lonely. Así nos sucedió con hasta 3 hoteles más y cuando ya casi nuestra desesperación había tocado techo, encontramos el Sekar Lodge dónde nos dieron una habitación no muy grande, no muy limpia, con baño indio, sin aire acondicionado, pero con ventilador y ventana a la calle por 450 rupias. Descansamos, nos duchamos (con agua caliente, a pesar de que no había “hot water”) y salimos a conocer el “barrio”. Recalamos en un cyber, cenamos y a la cama.
Al día siguiente, a las 7:30 ya había demasiada luz y hacía demasiado calor como para seguir durmiendo. Empezamos a replantearnos el elegir habitaciones sin aire acondicionado. Normalmente, tanto en centros comerciales, restaurantes y hoteles tratamos de elegir aquellos que no tienen aire acondicionado, puesto que a ninguno de los dos nos sienta nada bien los cambios bruscos de temperatura y mucho menos dormir con aire acondicionado. Sin embargo, en India estamos experimentando una nueva forma de pasar calor, mucho más que en China o en Tailandia.
Con calor o sin él, en Thanjavur hay dos cosas que ver: el palacio y el gran templo. Además creo que es importante verlo por ese orden. Las dos visitas te pueden costar una mañana. Nosotros fuimos andando desde nuestro hotel situado algo más allá de la estación de trenes, pero tampoco es descabellado tomar un tuk-tuk y hacer el mismo recorrido sin cansarse. En el palacio hay un par de sitios dónde se cobra entrada y un lugar dónde no: la biblioteca. Creo que lo más interesante está en la biblioteca exceptuando el propio edificio que alberga el museo. Nosotros pringamos y pagamos nuestras entradas más la de la cámara para el museo, pero no para la galería de arte. Sinceramente, no se si volvería a pagar. Yo no entiendo de arte y todas las figuras las veía iguales y el edificio del palacio me pareció un simple templo, bonito, pero como otros que ya habíamos visto.
El gran templo (“Big Temple”) es otra cosa. Esto sí merece la pena. Solo para verlo ya valía la pena venir hasta aquí. Se trata de un templo en forma piramidal realmente impresionante. Nuria lo comparó con las pirámides de Egipto, aunque yo no creo que sea para tanto. En cualquier caso, visita obligatoria y gratuita. Bueno, gratuita salvo por la mafia de los guarda-zapatos. En todo templo que se precie en la India habrá un sujeto a la entrada que te recordará que no se puede entrar con zapatos y te invitará a dejarlos en una especie de guarda-zapatos dónde te querrán cobrar un pastón por dejar ahí tus zapatos 20 minutos. Incluso te asegurarán que no se puede entrar con los zapatos en la mochila (como nosotros solemos hacer) o te dirán que si los dejas en el “montón sin vigilancia” alguien te los podría robar. Así funcionan.
Hablando de zapatos en el Big Temple: ni se os ocurra visitarlo en las horas centrales del día sin llevar calcetines. En el suelo se podría freír un huevo. Es mucho mejor venir por la mañana a primera hora o al atardecer, tanto por el calor de la piedra, como por el propio calor ambiental y, además, como bonus, los aficionados a la fotografía podrán realizar mejores tomas. De hecho, nosotros después de la siesta volvimos al templo cargados con el trípode para tratar de conseguir alguna foto memorable.
Por la noche Nuria pilló el mismo resfriado que yo había arrastrado los días precedentes. Por suerte, nos hemos complementado en el momento de ponernos enfermos.
Gastos 29/7:
Tren de Chennai a Thanjavur: 2×195 R
Agua: 10 R
Kitkat: 20 R
Bollos (4): 32 R
Agua tren: 17 R
Hotel: 450 R
Merienda: 94 R
Cena: 260 R
Minute Maid en un super: 27 R
Agua: 18 R
Gastos 30/7:
Desayuno: 40 R
Entradas al palacio: 2×130 R
Propina: 10 R (a una mujer que nos explicó unas cuantas cosas en el palacio)
Agua: 5×20 R
Comida: 180 R
Cena: 200 R
Mars: 30 R
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