Cuando le dije a Nuria que lo más característico y la razón principal para venir hasta la zona de los Tana Toraja era asistir a sus funerales, me miró con una cara de desconcierto total. Nuestra mentalidad occidental trata de tapar todo lo relacionado con la muerte y relega los funerales a un ámbito estrictamente privado. Sin embargo, para los Tana Toraja se trata de un evento público en el que los familiares, incluso los que viven más alejados, participan activamente.
En la wikipedia explican muy bien en qué consisten los funerales y porque se celebran así, por lo que no voy a repetir aquí lo que allí se explica. Prefiero transmitiros mi impresión personal y algunos trucos que aprendimos para que podáis decidir por vosotros mismos si creéis que vale la pena o no realizar un viaje tan largo para llegar a esta región. Os recomiendo leer antes el artículo de la wikipedia si no tenéis idea de qué va la cultura Tana Toraja de Indonesia.
Tras una noche en autobús, llegamos a Rantepao y estuvimos 3 días completos, y consideramos que es tiempo suficiente, aunque podríamos habernos quedado algún día más sin problemas. En el primero de ellos tomamos un bemo para llegar al poblado de Kete Kesu dónde se celebraba una ceremonia en su segundo día. El segundo y tercer día alquilamos una moto para realizar la “ruta norte” y la “ruta sur”, que básicamente son dos rutas diferentes que pasan por distintos pueblos de interés turístico y de paso se pueden visitar algunas ceremonias. Existen 4 rutas, una dirigida a cada uno de los puntos cardinales, todas ellas realizables en un día con una moto alquilada. Para conseguir un mapa fotocopiado de dichas rutas pregunta en la oficina de turismo o en el lugar dónde alquiles la moto.
Respecto a las ceremonias, las considero altamente interesantes, especialmente el segundo día. El primer día son más light e ideales para las almas más impresionables, el segundo y posteriores (si la familia es muy rica) es cuando sacrifican a los animales y puede ser bastante duro verlo (aunque a mi me impresionó mucho menos de lo que imaginaba). He de advertir que además de búfalos y cerdos, en alguna ceremonia que encontramos por casualidad en zonas poco turísticas y de difícil acceso, había algunos otros animales como caballos o una especie de cervatillos de cuernos cortos que no pude adivinar que eran.
Existen dos tipos de ceremonias que creo que se pueden distinguir claramente, las turísticas y las más íntimas. Cerca de Rantepao es fácil encontrarse con esas ceremonias que yo llamo turísticas y que son las típicas dónde te llevan los guías que puedes contratar. Las otras están en pueblos alejados a 20 o 30 kilómetros de la ciudad y te las encontrarás por casualidad cuando veas que hay muchos coches (sobre todo todoterrenos) aparcados a los bordes de un camino. Pregunta por la ceremonia («tomate» en bahasa) y te indicarán. En las primeras hay occidentales vestidos con camiseta y pantalones cortos, mirando el acontecimiento a través de una reflex y metidos en medio del espacio de la ceremonia. En las otras probablemente no verás a ningún occidental y observarás que la vestimenta de todo el mundo es oscura, llevando la mayoría de los hombres un pañuelo negro alrededor del cuerpo. En cualquier caso, ambas son igualmente auténticas, solo que en unas el brazo alargado de la industria turística empieza a hacer mella, mientras las otras conservan todo su carácter.
Por supuesto, al ir sin guía, meterse en una ceremonia «íntima» da mucha más vergüenza, pero merece la pena. Como anécdota diré que en uno de estos pueblecitos pequeños que visitamos casi por casualidad, intuimos que había una ceremonia por la cantidad de coches aparcados en la carretera y nos aventuramos a acercarnos con la moto, con tan mala pata que entramos directamente en la plaza de ceremonias con la moto ante la atónita mirada de todos los invitados. Media vuelta y rojos de vergüenza nos volvimos por dónde habíamos llegado. Por cierto, no creáis a nadie que os diga que este día o el otro no hay ceremonias por ser domingo o viernes o lo que sea, ignoradles que quieren venderos algo seguro.
Respecto a los pueblos y los demás «atractivos turísticos» de la ruta norte o sur, diré que creo que no merece la pena pagar para verlos. Sí, pagar. En muchos pueblos como Kete Kesu o Londa te hacen pagar 20.000 rupias para poder entrar. Salvo Londa que tiene unas cuevas muy impresionantes (llevad luz para ahorraros otras 20.000 rupias), el resto de pueblos son similares a los que veréis por vuestra cuenta. Nosotros pagamos la novatada en Kete Kesu y en algún otro, pero hubo un momento en el que decidimos que ya no valía la pena pagar más por ver lo mismo. Por cierto, en algún que otro pueblo os harán «la envolvente»: una vez estéis visitando el pueblo os sacarán el libro de firmas para que pongáis vuestro nombre y acto seguido os dirán que paguéis 20.000 rupias cada uno por la visita (igualito que el truco de la rama de olivo en que caen los incautos turistas en Córdoba u otras ciudades andaluzas). Ni que decir tiene que cada vez que nos hicieron este truco nos fingimos indignados, gritamos un par de veces y nos dimos la vuelta sin pagarles ni una rupia.
En general, considero que a pesar de la eminente turistificación de la región Tana Toraja, todavía hay vale mucho la pena visitar la región. Quizás se mantenga así o quizás el turismo se lo coma todo, por lo que recomiendo viajar ya a esta zona si tienes intención de verlo tal y como es y, sobretodo, que viajes por libre para poder acceder a las ceremonias no turistificadas.
Gastos en Tana Toraja
Los precios están miles de rupias.
Día 31 de julio
Bus de regreso: 2×130 (y menos mal que lo compramos por anticipado!)
Bemo a Kete Kesu: 2×5
Entrada al poblado: 2×20
Volver a Rantepao: 2×2.5 (negociamos mejor para la vuelta!)
Comida: 73
Batido de chocolate: 5
Cena: 79
Día 1 de agosto
Alquiler de la moto: 80
Entradas a Londa: 2×20
Coca-cola: 6
Gasolina: 7
Cena: 77
Varios (Comida): 11
Día 2 de agosto
Hotel Rainbow Homestay (3 noches): 300
Moto: 80
Gasolina: 18
Comida: 45
Cena: 63
Batido de chocolate: 5