Sin lugar a dudas, mi conclusión del paso por la costa swahili fue que mejor hubiera sido no venir. Kenia es un país demasiado interesante en cuanto a safaris y culturas como para perder el tiempo visitando sitios de playa y pueblecitos costeros. Definitivamente no me gustó. Quizá si hubiera tenido mucho más tiempo para el viaje, tendría otra opinión, pero como no era así, mi recomendación es no perder el tiempo en la costa y dedicarlo a visitar parques nacionales.
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Malindi
Esta vez, en cuanto salimos de Lamu sí nos dirigimos a Malindi para pasar allí una noche. Malindi es lo que esperábamos de la costa de Kenia. Playas vírgenes, agua transparente, arrecifes de coral… espectacular. En Lamu no dan ganas de bañarse, el agua está fría y su color no invita a meterse dentro, pero en Malindi en cuanto ves la playa no tienes más remedio que ponerte el traje de baño.
El mercado de Lamu
Realmente el mercado de Lamu no tiene nada de especial respecto a otros mercados en Kenia y Uganda, pero siempre suelen ser lugares animados e interesantes para obtener algunas fotos. Tuvimos que venir a comprar al mercado para preparar la excursión en dhow que por culpa de las mafias no realizamos.
Restaurantes y mafias en Lamu
Quizá el punto que más extrañeza puede producir en el mochilero al llegar a Lamu es el tema de los precios en los restaurantes. Una vez te has acostumbrado a los precios de Kenia, molesta bastante llegar a Lamu y ver que el precio es el mismo que te puedes encontrar en Madrid o Barcelona. Es cierto que el nivel de los restaurantes es un poco mejor (muy poco). También es cierto que las cartas de los menús tienen algo más de variedad (por el pescado básicamente). Es posible también que las materias primas cuesten un poco más al tener que ser transportadas hasta aquí. Pero ni sumando todos esos factores se justifica el incremento de hasta el 400% respecto a un restaurante normal en Mombasa.
Excursión en Dhow
Los niños de Lamu
Los niños están por todas partes en Kenia y en general en toda África. La inversión que sufre la pirámide poblacional respecto a la de nuestro continente, provoca sorpresa al viajero que no está acostumbrado a tanta población infantil. Y al contrario que los sobreprotegidos y materialistas niños europeos, los africanos, que poco o nada tienen, lo dan todo. Además tienen una extraña habilidad para imitar todo lo que haces o dices que les hace muy hábiles para aprender nuevos juegos.
Lamu: La isla de los burros
Es cierto. Una de las características que más sorprenden de Lamu es la presencia casi continua de burros por todas partes. La población local los usa como medio de transporte y como ayuda para la carga de mercancías. Supongo que así era en todos los pueblos de la zona hasta que llegaron los vehículos a motor, pero solo aquí ha continuado esta tradición hasta nuestros días (creo que más por atracción turística que por la realidad keniata).
Lamu
Lamu es una tranquilísima ciudad-isla con un curioso entramado de calles estrechas y una bonita línea costera. Ciertamente, Lamu tiene su encanto y quizá los que busquen paz y tranquilidad a toda costa puedan encontrarla alojándose en alguna de las caras mansiones de la isla. Salir a pescar, ‘dar una vuelta’ en dhow o pasear por la playa es lo que ofrece este lugar. Todo ello a un precio exagerado incluso a la hora de la comida en los lugares más cutres.
El viaje a la isla de Lamu
Tras Mombasa nos fuimos directamente a Lamu, haciendo, eso sí, una pequeña escala técnica en Malindi. La carretera que va de Mombasa a Malindi es relativamente buena, sin muchos sobresaltos, pero la carretera de Malindi a Lamu es un verdadero suplicio. Si, además, a la mala carretera, le sumas ir en la parte de atrás de un autobús sin suspensiones, estás jodido. No se lo recomendaría ni a mi peor enemigo.