Tras un regreso a Río y una noche en bus, llegamos a Ouro Preto. Por cierto, desde Cabo Frío hay autobuses directos a Ouro Preto y es interesante mirarlo, porque el billete de Buzios a Río es desproporcionadamente caro.
Llegamos a Ouro Preto muy pronto por la mañana, todavía la ciudad no había amanecido y empezaba a llover levemente. Andamos rápidamente por las calles empedradas de la localidad hasta el hostel dónde nos dijeron que había que esperar a las 12 para poder hacer el check-in. No era un problema dado que empezó a llover bastante fuerte. La verdad es que toda la visita a Ouro Preto y Mariana estuvo marcada por la lluvia que cayó de manera intermitente en forma de xiri-miri. No vimos ni un rayo de sol.
Ouro Preto es una ciudad histórica con edificios en un estado de conservación bastante malo, calles empedradas y empinadas, iglesias, etc. El nombre lo toma del oro que se encontraba en sus minas (todavía visitables), aunque bien podría ser por el oro que creen que tienen los visitantes de la ciudad y que ellos tratan de sacarte. Precios disparatados, altísimos y obligación de pagar entrada para visitar cualquier cosa. Quieren que pagues por entrar a cualquier iglesia (visítalas durante los horarios de culto), por entrar en las minas (lógico, pero más de 30 R$?!?), por acceder a los museos… Todo se paga en Ouro Preto. Comer tampoco es nada barato, ni salir a tomar algo. Mi recomendación es solo venir a esta ciudad si de verdad tienes mucho interés en ella y tienes una buena cartera.
Nosotros optamos por comprar en el supermercado y cocinar en “casa”. Es una opción económica, pero hay que buscar el supermercado barato, ya que hay algunos cerca de la plaza muy, muy caros. Tampoco entramos en las minas. Nos pareció carísima la entrada cuando en Asturias puedes entrar en una mina por un par de euros o, como nos dijeron unas amigas mexicanas, en su país entras por menos de un euro en una mina mucho mayor y más interesante que estas.
Por lo demás, Ouro Preto es una ciudad muy paseable, con mucho encanto, no creas que no nos gustó, pero nos pareció una “tourist trap”. Por cierto, tuvimos la oportunidad de ver procesiones típicas de la zona, con los parroquianos paseando con disfraces de aquella época (moisés, herodes, etc). Interesante.
Mariana, por su lado es una ciudad muy cercana que vale la pena visitar durante una mañana o una tarde. Básicamente ofrece lo mismo que Ouro Preto: iglesias, edificios históricos, minas de oro… Perdérsela tampoco sería un crimen, pero si estás por allí puedes ir a visitarla. Y si te interesa visitar una mina histórica, entre las dos ciudades tienes las Minas de Passagem que son las más visitadas de la zona.
Por supuesto, también tienes la opción de hacer el trayecto entre Ouro Preto y Mariana en el tren histórico, pero volvemos a lo mismo: extremadamente caro para los pocos kilómetros que recorre (a partir de 40 R$). Y además, cuando nosotros fuimos, la locomotora a vapor histórica había sido sustituida por una diésel.
Gastos:
Hostel → 92 + 92 (tarjeta) R$ (2 noches / 2 personas)
Supermercado → 20 R$ (toda la comida de los dos días)
Bus → 2x2x3’25 R$ (de Ouro Preto a Mariana y vuelta para 2 personas)
Oro (regalos) → 15 R$