Conocí a Vladimir Gaponov a través de CouchSurfing a principios del verano pasado. Vladimir estaba viajando desde la provincia de Málaga hasta Berlín en su bicicleta con el mínimo presupuesto posible. Su idea era completar dicha ruta en bici y luego volar hasta su ciudad natal en los Montes Urales para ver a su familia antes de viajar al sudeste asiático.

1. ¿Cual ha sido tu recorrido y cual será a partir de ahora?

Me encuentro en Bangkok, acabo de llegar en un vuelo desde Moscú. Salí de Benalmádena donde estuve trabajando para una empresa rusa por 3 años. La idea de viajar hasta Berlín era por una cuestión de fechas: hubiera preferido llegar a Yekaterinburg pedaleando, pero quería pasar el verano con mi familia y sus fechas de vacaciones eran inamovibles, así que calculé las etapas y Berlín era el lugar con aeropuerto más lejano al que podía llegar.

Mis planes futuros son un misterio para mi. Ahora acabo de llegar al sudeste asiático por primera vez y lo que más me apetece es perderme por alguna isla de Tailandia. Así que ese es el único plan de futuro.

2. Una de las cosas que más me sorprendió cuando llegaste a nuestra casa fue tu escaso equipaje, una pequeña mochila a la espalda y otra en el cuadro de la bici, ¿sigues teniendo tan poco equipaje?

No es tan reducido, pero sí, no soy de cargar con muchas cosas. En la bici no puedes llevar muchos trastos. Envié por paquete postal el grueso de mis cosas a Rusia y cogí lo mínimo. La mochila de la bici solo llevaba los imprescindibles de la bici, algunas herramientas y algunas piezas de repuesto. En la mochila llevaba una muda de ropa, una pastilla de jabón y poco más. Era una mochila de solo 15 litros. Ahora para recorrer sin bici el sudeste asiático me he traído una de 30 litros porque tengo que llevar el portátil, pero no la llevo llena del todo.

3. ¿Cuanto te costó el viaje en bici?

Sería muy complicado cuantificarlo, pero en realidad muy poco. No he hecho las sumas, pero el presupuesto diario no debió superar los 5 euros ya que solía comer en supermercados y la gente de couchsurfing que es super amable me invitaba a cenar. Multiplica eso por los 40 días que duró el viaje.

4. ¿Como piensas financiar esta nueva etapa de viaje?

Mi idea es convertirme en un nómada digital. La etapa de Málaga a Berlín, la visita a mi familia y ahora estos primeros días en Tailandia, los estoy financiando con mis ahorros. Tengo un buen colchón porque estuve viviendo casi 3 años sin gastos en España. A partir de ahora la idea es conseguir trabajos de programación en sitios de Internet para poder mantenerme.

5. ¿Cómo se te ocurrió hacerte nómada digital?

Leí sobre el tema bastante durante mi estancia en Málaga, hice algunas pruebas en sitios web de programación freelance y finalmente conocí algunos grandes nómadas digitales rusos que me inspiraron.

6. ¿Tienes una fecha de regreso? ¿Algún plan B si falla lo de ser digital nomad?

No hay fecha. Algún día regresaré, pero no creo que me quede mucho tiempo en Yekaterinburg, que allí no hay playa ni sol. No sé, ya se verá. El único riesgo es que no consiga vivir de mi trabajo y tenga que ir tirando de ahorros. En ese caso tengo dinero para varios años, así que tengo tiempo para pensarlo.

7. ¿Qué es lo peor y lo mejor que te ha pasado en tu viaje en bicicleta?

Lo mejor es la gente de Couchsurfing, que me ha abierto las puertas de sus casas y ahora tengo un reguero de amigos por toda Europa.

Lo peor el día que en mitad de los Alpes me perdí, me quedé sin batería en el móvil que me hace de GPS y se me hizo de noche. No encontraba a nadie, nadie pasaba por aquella carretera de montaña y me vi aislado e incomunicado. Pasé la noche en un vivac al lado de la carretera alimentándome de barritas energéticas. Por la mañana y con la luz del sol desanduve el camino hasta que encontré a un paisano que me indicó el camino.

8. ¿Que pasó con la bici?

La idea era venderla al llegar a Berlín, pero como iba un poco justo de tiempo y uno de los couchsurfers que me acogió en Leipzig estaba interesado en ella, se la vendí y tomé un autobús para recorrer los últimos 100 kilómetros.

9. ¿Volverías a repetir un viaje como ese?

Sí, ha sido una experiencia maravillosa. Salí con una preparación mínima y fui cogiendo cuerpo conforme recorría kilómetros. Los paisajes que vi son increíbles y no los hubiera disfrutado tanto desde el asiento de un autobús o un tren.

10. ¿Que le dirías a quien quiera vivir del nomadismo digital?

Que lo intente, que no es algo tan loco. La vida son 4 días y pasarse 2 trabajando sí que es una locura. Es mejor lanzarse a la aventura e ir sacando el ingenio durante el viaje. Eso sí, cada uno debe buscar el trabajo en su área de conocimiento, pues de poco serviría que yo tratara de hacer traducciones al francés o que un traductor quisiera ponerse a programar ordenadores. Ser un nómada digital es disfrutar de la libertad total de trabajar dónde, cuando y cómo uno quiera. Simplemente eso.

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