Kanchanaburi ha sido para nosotros un segundo Pai, un lugar dónde descansar y realizar excursiones por la zona. Pero siendo sinceros, a pesar de las muchas excursiones que se pueden hacer tomando a Kanchanaburi como base de operaciones, los 3 días completos y los dos medios días que nos pasamos aquí los dedicamos básicamente al relax. A ello contribuyó significativamente el hecho de haber encontrado un hotel de bajo presupuesto tan bien dotado: cama blanda, muy limpio, buen ambiente, piscina, jardín con zonas de estar…
Dedicamos el primer día aquí a visitar el puente sobre el río Kwai y la ciudad, pero la de verdad, no la zona turística en la que están la mayoría de hoteles (incluido el nuestro). Al puente sobre el río Kwai se llega recorriendo 3 kilómetros hacía la derecha desde la estación de trenes (la de autobuses queda muy lejos, hay que pillar taxi) y a la ciudad de verdad se llega dirigiéndose a la izquierda desde dicha estación (en la zona de la estación de autobuses).
El puente sobre el río Kwai, eliminado ya su peso histórico y la carga simbólica de dolor y sufrimiento que encierra, se ha convertido en una atracción de feria más. Igual que la misma calle que corre paralela al río y que se ha llenado de guest-houses, bares, sitios de masaje y otros negocios relacionados con el turismo. Para huir de esta feria, tendría uno que refugiarse en la ciudad; recorriendo apenas 500 metros parece que has salido de Terra Mítica y estás ahora en un suburbio de una gran ciudad cualquiera. Todo es más bonito cuando más te acercas al puente, pero más irreal al mismo tiempo.
El segundo día de nuestra estancia nos alquilamos una moto y nos fuimos a recorrer la provincia. Pasamos por varios templos (algunos dentro de cuevas), nos saltamos (porque no supimos encontrarlo) un lugar del río dónde se congregan cientos de monos en libertad, pasamos por ruinas históricas en las que no estuvimos dispuestos a pagar la abusiva cantidad de 100 B que requerían por ver el 1% de lo que se ve en Ayutthaya, nos perdimos varias veces, nos volvimos a encontrar y terminamos en unas cataratas (Yat Noi) en las que te puedes bañar o lanzarte con un flotador en el culo si el tiempo lo permite. En nuestro caso no lo permitió y no solo eso, sino que a la hora de regresar nos pilló el diluvio universal y nos mojamos enteros: 50 km mojados, conduciendo la moto bajo una intensa lluvia. Afortunadamente no hacía mucho frío, solo a ráfagas, pero a punto estuvo Ivan (que conducía y recibía la mayor parte del aire) de resfriarse. Un par de Ibuprofenos y pa’lante.
El último día queríamos coger una moto para ir a las otras cataratas que hay allí (Erawan) pero el día amenazaba lluvia y frío (como así fue) y decidimos que lo dejaríamos para otra ocasión, puesto que para entrar a estas cataratas cobran 200 B y si no hace día de baño es casi como tirar el dinero.
En general Kanchanaburi nos gustó mucho, nos permitió descansar tras unos días bastante movidos y, sobretodo, ofrece suficiente entretenimiento como para no sentir que estás «perdiendo el tiempo», aunque eso sea precisamente lo que estés haciendo y quieras hacer. Kanchanaburi es uno de los lugares dónde nos podéis buscar si algún día desaparecemos.
Gastos día 1:
Desayuno: 38 B
Hotel (3 noches): 750 B
Coca-colas en un bar: 2×10 B
Comida: 135 B
Anillo nuria: 40 B
Ir al baño: 2 B
Merienda: 22 B
Masaje de pies: 100 B
Cena: 100 B
Botella de Agua: 19 B
Desayuno: 28 B
Moto: 150 + 190 B (gasolina, pero nos sobraron 40 B)
Comida: 63 B
Cena: 155 B
Gastos día 3:
Desayuno: 28 B
Comida: 77 B
Postre: 14 B
Cena: 107 B (barbacoa en la calle con pankake de postre)
Masaje: 200 B
Botella de agua: 14 B