Salir de Trinidad por libre no es cosa fácil… tampoco difícil, no nos engañemos, porque en Cuba nada es fácil ni difícil, las cosas son como son. Lo que ocurre es que Trinidad es un pueblo que tiene una gran cantidad de turismo, pero que no deja de ser una zona rural apartada de cara al transporte público. La gente de la zona viaja a Cienfuegos, a Santa Clara o viaja a los otros pueblos aledaños, pero no se plantea ir a Holguín ya que es otra provincia diferente.
Día 15: el viaje a Camagüey
La ciudad de Camagüey tampoco es un destino habitual, también pertenece a otra provincia, pero nos venía de camino hacia Holguín. La visita a la ciudad de Camagüey no era la alternativa que más nos gustaba durante la planificación de nuestro viaje por Cuba, pero terminó siendo una ciudad con cierto encanto y en la que nos gustó «caer». Además, es una de las ciudades más económicas que encontramos, ya que es una ciudad que apenas recibe turismo y los comerciantes ni se han molestado en cambiar los precios a CUCs.
Para llegar a Camagüey tuvimos que levantarnos a las 6 de la madrugada y conectar 3 camiones. Eso sí, puntualidad y precisión británica, porque no pasamos ni 15 minutos esperando entre camión y camión. Aprovechamos además una de las esperas para comer. Llegamos a Camaguey y la casa estaba a 300 metros de dónde nos dejó el camión. La casa genial y lo único malo fue que la señora fue demasiado insistente en tratar de que comiéramos allí, por lo que decidimos no quedarnos más que lo imprescindible en la casa.
Dedicamos la tarde a ver la ciudad tranquilamente, aunque estábamos muy cansados por el largo viaje a Camagüey desde Trinidad. Merendamos en una heladería que hay en la calle de los cine y que se llama «El tesoro del Pirata» o algo así ¡Muy recomendable! También tomamos nuestro primer helado de Coppelia. Cenamos en un restaurante italiano en un centro comercial encima del Coppelia. Luego, aunque estábamos cansados, nos fuimos al cine y nos tomamos luego otro helado en lo del Pirata.
Camagüey no tiene mucho que ver, pero la calle de los cines es realmente encantadora y todo cinéfilo debería pasar por Camagüey solo por visitar esta calle. El resto se ve en una tarde. No recomiendo quedarse en Camagüey más de una noche a no ser que se quiera visitar los alrededores que podrían ser una sorpresa, ya que es una zona muy poco turistificada.
Día 16: el viaje a Holguín
¡Menos mal que no intentamos viajar directamente desde Trinidad a Holguín! Otro madrugón: a las 7 llegamos a la estación y nos permitimos el lujo de dejar pasar el primer camión hacía Las Tunas porque iba demasiado lleno. Empalmamos perfectamente con el camión a Holguin y a las 13h ya estamos en Holguin. Haber intentado viajar directamente desde Trinidad hubiera supuesto perder todo un día (y no visitar la calle de los cines de Camagüey).
Nada más llegar, comimos de camino a la casa en el restaurante Guantanamo (muy bueno, uno de los restaurantes BBB que recomendamos). Luego llegamos a la casa y nos reenvian a otra cercana que es independiente, tiene cocina, aire acondicionado, tele… Perfecta. Nos duchamos y hacemos una siesta. A eso de las 6 salimos, sufriendo el calor de Holguín, y visitamos toda la zona peatonal. Había mucha animación y varias propuestas culturales, entre ellas, danza contemporánea por 5 CUP. Cenamos en un lugar cualquiera y nos volvemos pronto a casa a descansar y ver algo la tele.
Después de todo, el viaje a Holguín no fue tan duro y como íbamos sobrados de tiempo pudimos descansar a conciencia.
Día 17: Guardalavaca, ¿cómo llegar desde Holguín?
Nos levantamos sobre las 8 de la mañana y salimos hacía la playa de Guardalavaca. Para ir a la playa desde Holguín hay que coger un coche de caballos hasta el edificio de 18 plantas en dirección a Baliares (paras un coche de caballos cualquiera y dices «¿va a Baliares?» y si te dicen que sí, subes y le dices «Parame en el edificio 18 plantas»). Desde el 18 plantas hay que tomar una máquina que cuesta 25 pesos (en total ir de Holguín a Guardalavaca te sale por 30 CUP).
Guardalavaca es una impresionante playa estilo Varadero, pero con menos turismo. A nosotros nos gustó más que Varadero. Olvidamos traer comida y no encontramos el puesto donde venden comida para los trabajadores (tampoco es que nos molestamos mucho en preguntar.. la verdad; en la casa de Holguín nos comentaron que hay un puesto de comida para los trabajadores cubanos y el resto son restaurantes para turistas en CUC).
La playa es tan chula que perdimos el último camión que volvía a las 4 (en realidad nos dormimos). Pero en Cuba siempre hay alternativas para todo, así que esperamos un rato y tomamos el autobús de trabajadores que salía a las 17:20. Si no lo hubiéramos podido cogerlo, había otro a las 11 de la noche o podríamos haber regresado en una máquina por 25 pesos.
En cuanto llegamos nos metimos en una pizzeria y comimos pizza y tacos. Por la tarde seguimos explorando la ciudad de Holguín y por la noche volvimos al restaurante Guantanamo a cenar.
Día 18: Gibara y las alertas sanitarias
Habíamos leído (creo que en la Lonely) que una excursión a Gibara podría ser interesante. Así que desayunamos un pan con nocilla y salimos hacía Gibara. Para llegar a Gibara hay que tomar un coche de caballos, pero esta vez en dirección a Sidelpino y pedir bajar en la farmacia dónde se toman las máquinas a Gibara. Tuvimos que negociar y esperar bastante por la máquina.
Llegamos a Gibara y visitamos la ciudad, pero no hay nada realmente interesante y la playa estaba cerrada por riesgo microbiologico. Lo único que nos gustó fue ver la vida en una pequeña ciudad no demasiado turística. Por cierto, aquí comimos en el lugar más barato de toda Cuba, en un restaurante del estado dónde nos cobraron 5 pesos por cada plato de pasta. De camino a casa paramos a merendar y visitamos un poco el centro de Holguín.
Esa tarde fuimos testigos de lo en serio que se toman en Cuba todo el tema sanitario. Los días anteriores ya habíamos visto y habíamos comentado con algunos cubanos sobre el tema de las fumigaciones en las casas. Las autoridades sanitarias van casa por casa fumigando (de manera gratuita, por supuesto) y pueden llegar a forzar la entrada si tras varios avisos nadie se presenta para abrir al fumigador. De esta manera se controla el riesgo de dengue que suele ser un problema en todos los países tropicales. Pero esa tarde, vimos un paso más allá. Fuimos testigos de cómo un camión pasaba por las calles fumigándolo todo para acabar con lo que podría haberse convertido en una epidemia de dengue. Nos contaron también que el hospital Lenin tenía una planta entera cerrada solo para casos de Dengue. Jamás habíamos estado en un país dónde se pusieran tantos recursos para evitar este tipo de enfermedades, fue muy ilustrativo de porqué Cuba es un país puntero en medicina.