Ivan cerca de la Ciudad Prohibida
Ivan cerca de la Ciudad Prohibida

Acabamos de regresar de China y la impresión que nos traemos del país asiático es, en general, muy buena. De cara al viajero, tratar a China como un país es un error. Más bien debería plantearse el viaje a China como un viaje a Europa. Las distancias entre las grandes ciudades o núcleos de interés turístico son enormes y eso hace complicada la movilidad a pesar de que China posee la mayor y mejor red de trenes que jamás haya visto. Entre los puntos turísticos de interés es seguro que quedarán pequeños núcleos de interés para el viajero, algunos poco conocidos en occidente y otros no tanto.

El problema principal de un viaje a China es la cantidad de ciudadanos chinos que se mueven. Por referencias en algunos blogs, ya teníamos constancia de que había mucho turismo interno, pero lo que encontramos este mes de agosto nos desbordó por completo. Imposible encontrar un billete de tren a ningún sitio para dentro de menos de 7 días, al menos sin recurrir al mercado negro.. Así que tuvimos que «tirar» del avión más de lo que hubiéramos deseado (3 veces) y recurrir al autobús en alguna ocasión (Beijing-Xian). Bajo mi punto de vista el problema es el nefasto sistema de reservas de billetes de tren, que muestra una cara poco amable de un excelente sistema de transporte ferroviario.

Nuria en la Gran Muralla
Nuria en la Gran Muralla

Dejando de lado el problema de encontrar transporte, China es un país muy fácil para los mochileros. Es el país más seguro en el que he estado, muy barato, muy cómodo y además presenta innumerables atractivos, algunos de ellos muy conocidos y otros realmente sorprendentes. Para el mochilero comer «bien» en China no supondrá más de 6-7 euros diarios, aunque si se baja el nivel (comer en la calle cualquier cosa o limitarse al pollo con arroz) se puede sobrevivir con unos 4 euros. Cuando digo comer «bien», digo comer sentado en un restaurante a la carta, no digo comer en un lugar de lujo. Y eso de comer bien.. bueno, sería discutible, mejor decir «comer tan bien como un chino con dinero». Ya lo explicaré en otro post.

También es muy fácil moverse en distancias cortas. Solo hace falta encontrar la estación de trenes o autobuses y solucionado. Por pocos yuanes te llevarán a cientos de kilómetros de distancia de forma bastante rápida y cómoda, nada que ver con África. El alojamiento, salvando las duras camas, también es barato y eficaz. El hostel más caro en el que estuvimos (en Shanghai) costó 90 RMB (unos 11 euros), aunque la mayoría estaban cerca de los 40-50 RMB (6 euros). Una habitación doble podía costar sobre los 20 euros en un hotel 3 estrellas. Seguro que había opciones más baratas, pero ni nos las planteamos.

Eso sí, la forma de pensar de los chinos es completamente diferente a la occidental, lo que puede provocar alguna que otra confusión. Ya hablaré de esto en un post específico, pero es sorprendente la diferencia de mentalidad en el tema de las prisas y del individualismo. Por ejemplo, en el vuelo de regreso viajaban varios chinos hacía Moscú y Londres. Pues bien, cuando el avión apenas había aterrizado y todavía llevaba cierta velocidad, casi todos los chinos se levantaron a la vez y empezaron a recoger su equipaje, por lo que las azafatas tuvieron que hacerles sentarse.

Creo que nos hemos dejado mucho por ver en China, especialmente la zona del Tibet que debe ser «otro mundo», y creo que volveremos a este magnífico país.

One Reply to “Primeras impresiones de China”

  1. Horizonte says:

    Increible China,
    comer en cualquier restaurante, ciertamente es una aventura, aunque la verdad es que incluso en los establecimientos más pequeños, el menú incluía fotos de los platos, para hacerte una idea de lo que estabas pidiendo.
    Nosotros fuimos en un pequeño grupo, y pedíamos un plato de cada cosa que ofrecían y probábamos de todo, siempre con arroz claro.
    Gracias Iván y Nuria, por hacerme recordar con el artículo que tengo pendiente volver a China.

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