Este fin de semana hemos estado visitando la ciudad de Málaga. Aunque en nuestro caso nos lo tomamos con mucha tranquilidad, en un día a buen ritmo da tiempo para visitar la mayoría de los elementos de interés de la ciudad.

Para empezar, de buena mañana sería interesante caminar desde el hotel en el que nos alojemos hasta la catedral y la Alcazaba, visitando las calles peatonales del centro histórico de la ciudad. En la catedral no entramos (siguiendo nuestra política de «ni un duro para la iglesia»), ya que se cobra entrada. Desde fuera parece una catedral bastante normalita, pero tiene un pórtico muy amplio y encajonado de bastante interés. A la Alcazaba sí que entramos. Con el carnet de estudiante te cuesta 60 céntimos y el último domingo de cada mes a partir de las 14:00 es gratis (de normal cuesta 1.95 euros). Se trata de una fortificación árabe que me recordó a algunas partes de la Alhambra de Granada. Anexa a la Alcazaba y al mismo precio hay un castillo en el que hay que subir una buena cuesta para llegar hasta él (aunque creo que también hay un ascensor que sube, pero quizá haya que pagarlo). Desde aquí arriba hay muy buenas vistas de la ciudad y del litoral.

Tras esta visita, lo mejor es buscar un buen lugar dónde comer. Por el centro hay varios lugares baratos y otros muy caros entre los que elegir, pero lo mejor es que bajéis hasta la Alameda dónde en el tramo izquierdo marchando desde el centro hasta el río encontraréis varios restaurantes con menú del día dónde comeréis con una gran relación calidad-precio (menú del día, con postre y bebida y muchos platos a elegir desde 7 euros).

Con el estómago bien lleno, sería recomendable visitar un lugar con encanto un poco alejado de las típicas rutas turísticas: el botánico de Málaga. Destaca por haber recreado el clima tropical con muchas de sus variedades vegetales. Para acudir, desde la misma alameda coger el bus 61 que pasa por allí cada hora en punto (más o menos). El precio es de unos 3 euros, con visita guiada de una hora de duración aproximadamente. No puedo decir que me pareció porque debido a la mala información de la Tourist Info de debajo de la Alcazaba no pudimos ir.

A media tarde, de vuelta a la ciudad, si os gusta el arte, tenéis la oportunidad de visitar el museo Picasso. El museo cuesta unos 8 euros, pero es posible que haya descuento para estudiantes. Nosotros entramos gratis gracias a que los últimos domingos de cada mes, a partir de las 15:00 no se paga (id puntuales, incluso un rato antes porque se forma una buena cola para entrar). La verdad es que me gustó más de lo que imaginaba, pero siendo sincero, si hubiera pagado por entrar me hubiera decepcionado mucho la escasa cantidad de cuadros de que dispone el museo. Para los que no quieran gastar tanto, por 1 euro, pueden entrar en la casa museo del artista situada en la plaza de la Merced. No es como el museo, pero te haces una idea de lo que vas a ver.

Por la noche, para los que les guste el pescaito frito y otras variedades de pescado vale la pena ir al centro y disfrutar, ya que el 90% de los baretos ofrecen casi en exclusiva tapas de este tipo. Los precios suelen ser moderados (un bocadillo y un refresco sobre los 4’50 euros).

Supongo que hay más cosas que hacer y que ver en Málaga (por ejemplo, ir a la playa en verano), pero no deben ser excesivamente atrayentes cuando ni en la oficina de turismo te avisan de que existen. La verdad es que en la mayoría de ocasiones que preguntamos o en los carteles que vimos, parece que están más interesados en promocionar algunos pueblos de la provincia que la propia capital (quizá sea porque la capital no tenga más historia).

A los más «lanzados» quizá les interese saber que es posible acudir a un Spa gratis (sauna, jacuzzi y ducha de esencias): Hotel Silken, planta 6, requiere tarjeta para entrar. También hay gimnasio y sauna gratuitos en el hotel Barceló, segunda planta, sin tarjeta. En ambos se requiere traje de baño y a las 22:00 cierran.

Nosotros estuvimos alojados en el albergue Picasso’s corner, en una calle peatonal junto a la plaza de la Merced. Las instalaciones son las típicas de un hostel, de esos que tiene «mucho carácter». Las áreas comunes tiene un pequeño problema con el humo (hay un bar y la salida de humos no es la correcta), pero por lo demás está muy bien. Es un hostel muy pequeño, hay pocas habitaciones, pero son correctas, tanto en tamaño como en funcionalidad (hay caja fuerte y espacio para dejar las mochilas). Los baños son como los de un piso cualquiera, de los que cuando entras cierras y nadie más puede entrar, y dentro lo tienen todo (wc, bañera, lavabo…). Las sábanas y el desayuno está incluido en el precio (menos de 20 euros). El desayuno es a base de tostadas con miel o mermelada y leche, cacao, te o café… La verdad es que está muy bien.

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