Dicen que el león es el rey de la selva. Creo que esa frase no refleja la realidad: en primer término debería ser la leona la reina, en segundo lugar de selva en Kenia hay poco (Uganda es otro cantar) y, para rematar, el león no es el animal más fuerte ni mucho menos. Eso sí, el león es elegante e inteligente y quizá en eso sí que sea el “rey”. Dejémoslo, pues, en que la leona es la reina de la sabana.
Y es que un león frente a un búfalo es poco menos que nada. Para que un ataque de leones contra búfalos tenga éxito es necesario que se alíen unos cuantos felinos y pillen desprevenido a un búfalo solitario. Sino nada. Un búfalo, para que te hagas una idea si nunca has visto uno, es una especie de toro de lidia enorme. Dicen que entre dos búfalos cabreados son capaces de volcar un todoterreno. De hecho, cuando hicimos un safari con guía, el conductor se cuidaba mucho de acercarse a los búfalos, a pesar de que ellos, en general siempre están pastando tranquilamente.
El último día a última hora de nuestra estancia en Masai Mara, cuando ya íbamos con prisa porque teníamos que salir del parque y conducir hasta Nairobi para llegar a devolver el coche, tuvimos la enorme fortuna de encontrarnos con un grupo de leones en una zona de hierba seca alta. Entre ellos, una leona estaba cortejando a un león al que se veía con ganas. Gracias a esa parejita haciendo “mating” como le llaman por allí, no nos fuimos y aguantamos un poco a pesar de no tener apenas tiempo. En una de esas, el león se levanto todo chulito y se fue directo hacía un grupo de búfalos que pastaban despreocupados a un centenar de metros. Recordad que ya he comentado en otros artículos que los leones no son los que suelen ir de caza, delegando estas tareas en las leonas. Precisamente, su amiga leona se fue detrás suyo como si intuyera lo que iba a pasar. El león, haciéndose el “machito” se lanzó hacía un búfalo que se zafó sin mucho esfuerzo con un quiebro. La manada entera se dio cuenta del ataque y retrocedió unos metros, pero dos de los búfalos en vez de retirarse, se encararon al león que tuvo que salir por patas hasta reunirse con su leona, pero a punto estuvo de ser embestido por la pareja de morlacos. A ese momento corresponden las imágenes que ilustran este artículo. Estoy especialmente orgulloso de esta última foto que consiguió Nuria mientras yo maniobraba con el 4×4 para tratar de conseguir un mejor ángulo de visión: