Desde la montaña dorada podrás tener una perspectiva de toda la ciudad de Bangkok.Nos levantamos algo tarde. El cansancio del viaje en avión no aparece y podemos salir tranquilamente a visitar la ciudad de día. Pero antes de eso, nos pasamos por un 7-Eleven (¡qué gran invento!) y nos compramos un batido de chocolate y unas galletas oreo falsas (sí, vamos, que han hecho unas oreo iguales salvo en el nombre).

La mayor parte de los templos son gratuitos, pero los donativos son bienvenidos.Callejeando por el barrio nos topamos con una tourist info dónde simplemente pedimos un mapa y decidimos ir al templo más cercano. No fuimos muy lejos. Un chico nos habló y nos explicó cómo ir, qué templos son los más interesantes, etc. Todo muy amablemente. Nos explicó que podemos contratar un tuk tuk por 20 B durante 3 horas y que nos llevará dónde queramos y nos esperará. Suena bien, la verdad. Nos para un tuk tuk, le dice algo y el conductor nos dice que subamos. Nuria y yo nos miramos, suena a scam, pero… ¿por 20 B me vas a tener toda la mañana dando vueltas? ¿a cambio de qué? ¿de llevarme a ver 3 tiendas en las que no voy a comprar nada y voy a salir en 5 minutos? Pues vale, acepto el trato. Y así fue, nos llevó a 2 tiendas de joyas y a 2 agencias de viajes. Pero también a ver el buda de pie más grande del mundo, el monte dorado, el palacio de mármol y un par más de templos que ya no recuerdo cómo se llaman o qué contenían. Le dijimos claramente que no íbamos a comprar y nos explicó que no pasaba nada, que solo por entrar a él le daban vales de gasolina. Como mucho nos desviamos 5 minutos de la ruta en cada sitio y salíamos al instante. Él conseguía gasolina, nosotros transporte casi gratuito durante más de 3 horas.

En los templos, salvo que se indique lo contrario, puedes pasear por cualquier parte, sin problemas, incluso puedes estar junto a los monjes en sus quehaceres diarios.Terminamos la ruta en Khao San, comiendo en un pequeño restaurante. Mientras comíamos comentábamos lo mucho que se parece en algunas cosas Bangkok a China, concretamente a la China más tradicional que queda en algunas ciudades como Pekín. Sin embargo, los restaurantes tienen algo positivo al respecto: tienen carta en inglés, todo un puntazo saber qué comes.

A pesar de lo que nos habían dicho, el código de vestimenta no suele ser tan estricto en la mayor parte de los templos.Después de comer fuimos a hacer la siesta de la que nos levantamos demasiado tarde como para ir a ver ningún templo (cierran a las 18:00 normalmente). Así que simplemente tomamos un barco-bus desde el embarcadero que hay cerca de Khao San y bajamos hasta Chinatown. Visitamos su mercado, el mercado de las flores y luego continuamos avanzando en dirección al Gran Palacio que pudimos ver iluminado. Luego continuamos y encontramos un mercado tipo bazar-rastro que tenía unos precios espectaculares y que casi conectaba con Khao San (se quedaba cerca). No compramos nada (“solo mirar”) pero fue un contacto con los verdaderos mercados tailandeses. Más adelante os contaré más de este mercado, pues es el mejor que encontramos en toda Tailandia.

Khao San es la esencia misma de Tailandia, pero exagerada y desenfrenada. No puede existir un mejor final para un día en la ciudad.Cenamos de picoteo en la calle. Por el camino nos comimos una cosa rara de sabor indescifrable y textura gelatinosa que no estaba mal (10 B), una longaniza pinchada en un palo (10 B), una coca-cola de 0’5 L (20 B), un pad-thai (25 B) y una fanta naranja de 1’5 L (30 B). El día finalizó con un paseo por Khao San y a la cama.

Gastos

Desayuno: 34 B
Hotel: 855 B
Templo: 2×20 B
Tuk-tuk: 20 B
Comida: 130 B
Barco río: 2×15 B
Cena: 95 B

One Reply to “Calurosa bienvenida en Tailandia”

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