Por la mañana seguía lloviendo, aunque parecía que había disminuido de intensidad y a ratos paraba. La lluvia no invitaba a salir de la habitación, la verdad, por lo que remoloneamos hasta que el hambre nos hizo salir a desayunar. Es lo malo que tiene la época de lluvias, que te puedes encontrar con días así o incluso varios días así. A pesar de la lluvia, hace calor, pero es un calor más soportable, y es hasta preferible que llueva a pesar de los inconvenientes en algunos casos.
El caso es que, visto como se presentaba el día, decidimos visitar los templos de la ciudad. Pertrechados con nuestro chubasqueros, visitamos los templos más importantes que nos habíamos marcado en el mapa con ayuda de la wikitravel y la Lonely Planet que llevamos en PDF en el móvil. Algunos templos ofrecen novedades interesantes, pero otros son más de lo mismo y la verdad es al final terminas bastante saturado de ver templos. Algunos sí son interesantes como el que hay fuera de los muros de la ciudad vieja dedicado a la plata (no recuerdo el nombre, pero en la Lonely por ejemplo está descrito) o el Mahatta, el resto, pues si los ves bien, pero si no tampoco hay que agobiarse.
Chiang Mai es muy fácil de visitar ya que tiene un centro histórico que forma un cuadrado perfecto amurallado y eso te ayuda a situarte muy bien. Dentro de ese cuadrado o en sus aledaños se sitúa todo lo interesante de la ciudad. Los sábados hay un mercado (“saturday market”) básicamente de objetos de plata (si no es sábado puedes ver objetos de este material en las tiendas fijas que hay dónde se monta el mercado y en el templo cercano). Los domingos hay un mercado dominical (“sunday market”) dónde se compra y vende de todo (más barato que en el mercado nocturno, que lo ponen en la zona de hoteles de turistas cada noche).
Por la mañana llovió un poco, pero por la tarde el cielo nos respetó, aunque se mantuvieron las amenazadoras nubes. Comimos por un sitio cualquiera de la calle y seguimos callejeando, visitando los templos que nos íbamos encontrando y nos parecían interesantes. También pasamos por una tienda de electrónica, pero los precios de las cosas que nos podían interesar eran casi los mismos que en Alicante. Eso sí, tenían televisores LCD de 50” con 3D e Internet por 500 euros.
A eso de las 19:00, cuando empezó a hacerse de noche, volvimos al hostel, nos duchamos y nos cambiamos y salimos andando hacia el mercado nocturno (bazar nocturno). Está fuera de los muros de la ciudad, pero no muy lejos, menos de 10 minutos desde la puerta principal. Los precios de todo están algo inflados y la cantidad de turistas que hay es asfixiante. Aún así, repetiríamos la noche siguiente. Para cenar, eso sí, salimos del mercado. Es alejarte 2 o 3 calles de los hoteles de lujo que hay por allí y encontrar lugares de comida thai a precios razonables (30-50 bahts el plato). Lo bueno es que como todo es tan barato en Tailandia, aunque te hinchen los precios todo te sigue pareciendo barato. Es como ir a la feria y poder comprarlo todo. Una sensación que jamás habíamos vivido, ni siquiera en China.
Gastos:
Desayuno: 52 B
Comida: 73 B
Crepes: 25 B
Postales (8): 40 B
Varias compras (artesania): 59 B
Cena: 140 B
Batido (7 eleven): 14 B
Helado: 15 B
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