Dentro de la serie de entrevistas que llevamos publicando desde hace un tiempo, esta va a ser una entrevista muy especial ya que más que una entrevista es una charla que se desarrolló durante un par de días. Por eso el formato de la misma será completamente distinto.
Conocimos a Mö (Poitiers, 19 años) a principios de julio, cuando realizamos una escapada al río Fraile. En la cabecera del río, bajo una roca protegida del sol, con su gran mochila y dibujando algo, nos la encontramos. Nos dijo «hola» y empezó a hablarnos: se dirigía hacía el sur y nosotros podíamos acercarla a Alicante.
¿Qué hacías en un lugar tan remoto? ¿Cómo llegaste?
Me hice una herida en el pie durante una «fiesta hippie» que se celebró por aquí cerca y pensé que este lugar sería ideal para curar la herida. Llevaba una semana aquí y ya estaba curada para poder seguir viajando. Vine desde Valencia haciendo autoestop que es como viajo siempre.
¿Siempre?
Mi presupuesto diario es de 3 euros y lo suelo gastar casi exclusivamente en comida. Alguna vez tomo un tren para iniciar una ruta en autoestop, pero suele ser solo una parada. Es un truco que aprendí: es mucho más fácil que te paren en un pueblo pequeño que en una gran ciudad.
Viajar así se hará lento, ¿no?
Sí, claro, pero no tengo prisa. Partí de Poitiers hace más de 6 meses y tardaré otros tantos en regresar. Mi intención no es pasar rápidamente por los lugares, sino que los lugares pasen por mi, y para eso se necesita tiempo.
¿Cual ha sido tu recorrido hasta ahora y cual será en el futuro?
Tras dejar Francia, he recorrido el Mediterráneo desde Barcelona hasta Valencia y ahora estoy en Alicante. La idea es llegar a Granada dónde tengo algunos amigos y luego subir al norte. En ese momento calculo que se me acabará el dinero y tendré que volver a Francia a trabajar para conseguir algo más. Trabajaré unos días y luego, quién sabe, quizás vuelva a Salamanca, ciudad que conocí cuando estudiaba y que amo, quizás me embarque en un crucero de reposicionamiento rumbo a Sudamérica o qué se yo. No me gusta planificar, mi forma de viajar no entiende de planes, voy dónde me apetece en cada momento, sin ningún tipo de cortapisa.
Hablas de volver a Francia a trabajar, ¿por qué no trabajar en España? ¿Cómo financias el viaje?
Cuando salí de casa no tenía dinero. Nada. Me puse a trabajar en la vendimia a destajo y conseguí 1400 euros en 10 días. Terminé molida, la vendimia «te mata el cuerpo«. Con ese dinero compré una buena tienda de campaña y pude iniciar el viaje. No es el trabajo de mi vida, pero puedes conseguir bastante dinero en pocos días si estás en una buena cuadrilla. La nuestra era la mejor. Cuando necesite más dinero, volveré.
¿Y no es duro vivir con solo 100 euros al mes en España?
No, la gente en general suele ser muy amable. Puedes dormir en casi cualquier lugar, salvo en las ciudades. Monto la tienda y allí tengo mi casa. En la mochila siempre llevo arroz y pasta y los utensilios para cocinar. Con eso puedes vivir muy barato. Moverse en autoestop es gratis y visitar las maravillas naturales de España también.
Pero, ¿no hay momentos malos?
Claro, pero como en la vida. En Valencia por ejemplo estaba con unos amigos alemanes durmiendo en la playa y me robaron el móvil. Tenía un móvil con Internet. Ahora he tenido que comprar otro barato y ya no tengo posibilidad de conectarme a Internet para buscar información. Luego nos fuimos a dormir debajo del puente en el río, junto con algunos inmigrantes y la policía venía tres veces al día a tomarnos los datos y nos despertaba en mitad de la noche.
Supongo que las ciudades suelen ser más complicadas…
Sí, son la parte más problemática, por eso intento estar más tiempo en pueblos y en la naturaleza. En los pueblos todo cambia; pronto conoces a todo el mundo y siempre hay alguien que quiere ayudarte. Y en la naturaleza, aunque no tienes ninguna comodidad, por lo menos puedes ser completamente libre.
Y aparte de eso, ¿no hay momentos en los que querrías volver a «casa»?
Los momentos buenos compensan con creces los momentos malos. Siempre habrá tiempo para volver a casa e iniciar una vida rutinaria o no tanto. Bajo mi punto de vista, un viaje es como la vida misma: te pueden suceder cosas buenas y malas, pero las buenas siempre compensan a las malas. De cualquier manera, los malos momentos han sido pocos hasta ahora, el robo y poco más. Entiendo también que la percepción depende mucho de la persona, para mi no es algo malo no encontrar a alguien que me pueda y quiera llevar en su coche, lo veo como una oportunidad de estar un día más en un lugar y al día siguiente lo volvería a intentar. Si tienes prisa por llegar a un sitio, entonces esa visión del mismo suceso podría hacerte vivir aquello como una mala experiencia, pero para mi, que no tengo prisa, ni planes, es una circunstancia más que no me hace perder la sonrisa.
Y en tu casa, ¿qué opinan de que una chica tan joven se vaya a conocer mundo de esta manera?
Provengo de un hogar muy humilde. Aunque mi madre quisiera no podría darme dinero para viajar y yo quiero viajar y aprender cosas del mundo. Para ella sé que no fue fácil, pero estamos en contacto por teléfono y ella sabe que esto es lo que quiero hacer.
Hablando de aprender, ¡hablas un castellano perfecto! ¿Cómo es eso?
En la escuela estudié durante años inglés y los últimos años también español, pero era una mala estudiante. Jamás pude entender una conversación y mucho menos hablar. Sin embargo, en dos meses viajando desde Barcelona a Valencia con un par de amigos alemanes aprendí inglés nivel conversación y también he aprendido Español. También puedo entender un poco de Catalán de cuando estuve en el Garraf. El viaje es un lugar dónde se aprende mucho. Ahora estoy aprendiendo a tocar los bongos.
¿Y te has planteado estudiar algo más formal, como una carrera?
Sí claro, pero en un futuro, no ahora. Me interesa mucho las ciencias políticas y en Francia esa es una carrera con muchas salidas, pero muy dura. Antes de los 25 años empezaré a estudiarla probablemente, ya que más tarde perdería la oportunidad de obtener una beca y entonces sí que no podría estudiar jamás.