Esta vez, en cuanto salimos de Lamu sí nos dirigimos a Malindi para pasar allí una noche. Malindi es lo que esperábamos de la costa de Kenia. Playas vírgenes, agua transparente, arrecifes de coral… espectacular. En Lamu no dan ganas de bañarse, el agua está fría y su color no invita a meterse dentro, pero en Malindi en cuanto ves la playa no tienes más remedio que ponerte el traje de baño.
Los precios de esta zona también son sensiblemente mayores que en Mombasa, pero sin llegar a los extremos de Lamu. Los restaurantes de la playa, eso sí, son prohibitivos. Nuestra opción fue alojarnos en una de las pensiones que se encuentran en la carretera, a tan solo unos minutos de la playa andando y relativamente cerca de dónde te deja el matatu que te acerca desde la carretera principal.
Lamentablemente solo pudimos disfrutar de ese paraíso una mañana, ya que al día siguiente partiríamos hacía Mombasa para tomar el tren lunático a Nairobi. Una escala en el viaje que si por mi hubiera sido habría sustituido completamente nuestra estancia en Lamu.