21/4 Playa y relax

Este día lo podíamos borrar completamente. Nos levantamos tarde, nos vamos a la playa. El mar maravilloso, tranquilo, apacible. Y la playa lo mismo, inmensa y solitaria. Tan sólo un par de personas pasaron por la playa en toda la mañana, gente del pueblo que iba a sus zonas de cultivo. No nos fuimos muy lejos del campamento, a unos pocos metros nada más, ya que toda la playa era igual y en el campamento no había casi gente, por lo que no nos molestaba absolutamente nadie. Desde luego, esta playa no tiene nada que envidiar a las del caribe.

Después de pasarnos toda la mañana tirados en la arena sin hacer nada, decidimos visitar el pueblo. Caminamos 15 minutos tranquilamente bajo el sol hasta llegar. Damos 3 o 4 vueltas por allí y nos damos cuenta de que no hay nada, que es un pueblo sin ningún tipo de interés. No conseguimos encontrar ningún lugar donde comprar una simple botella de agua, ni un bar o restaurante donde comer, nada. Lo que sí nos encontramos fue a una mujer mayor que no sabía ni siquiera francés y que trataba de decirnos algo. Más bien nos pedía algo. Cuando al final la entendimos, haciendo una excepción, le dimos 100 CFA y la mujer se deshizo en agradecimientos hacia nosotros. A veces no nos damos cuenta lo que pueden llegar a suponer unos céntimos de euro en países como este.

Regresamos por dónde habíamos venido. Nuria no se encontraba demasiado bien y queríamos ir al campamento para comer y dormir una buena siesta. En el camino al campamento nos encontramos con una chica que trabajaba allí de cocinera. Estuvimos hablando con ella de su trabajo y de su vida. Nos alertó de que todavía faltaba media hora hasta la hora de comer.

Finalmente comimos (no recuerdo qué, pero probablemente algún tipo de pescado y algo de verdura) y nos acostamos. Nos levantamos tarde, muy tarde. En las cabañas se dormía estupendamente la siesta, pero en las hamacas de fuera, a la sombra de los grandes árboles, todavía debería ser mejor. Cuando salimos de nuestra cabaña, nos encontramos una maravillosa puesta de sol de color rojo intenso que nos atrapó y nos condujo a la playa.

La tarde no tuvo mucha historia, nos la pasamos charlando con los trabajadores del campamento y jugando a las cartas. La cena tampoco la recuerdo, pero sí que me acuerdo que cuando terminamos estuvimos hablando con Pedro acerca de realizar una excursión al delta, que finalmente por ser demasiado cara (era exclusiva para nosotros dos) no realizamos. Creo recordar que nos salía por unos 35000 CFA por persona, pasando una noche fuera. Ahora un poco sí me arrepiento de no haberla hecho.

Gastos del día:
100 CFA (“cadeau”)

Total: 100 CFA

One Reply to “Crónica: Viaje a Senegal (XXIV)”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *