El gran día había llegado. Con las maletas hechas la noche anterior, nuestra única tarea antes de salir de casa era preparar unos bocadillos para comer y, por si acaso, también para cenar. Para ello nos levantamos a las 8 de la mañana y en cuanto lo tuvimos terminado cogimos el coche (Nissan Micra), pasamos a llenar gasolina (30 €) y nos fuimos en dirección Madrid. Nos liamos bastante para llegar a Barajas, tuvimos que parar a preguntar, pero finalmente llegamos. Encontramos el parking de larga estancia sin muchos problemas (está un poco alejado de la terminal) y dejamos allí el coche. Un bus interno y gratuito nos llevó hasta nuestra terminal de salida.
De momento todo perfecto y dentro del mejor horario previsto. A las 13:30 estábamos frente al mostrador de Travelplan esperando a que abrieran. Decidimos comer ya. Sacamos una coca-cola de la máquina (1’5 €) y nos tomamos los bocadillos. Después de comer, abren la ventanilla de Travelplan y nos canjean nuestra hoja de pedido por una carpetita con nuestros billetes de avión, tickets de estancia en los hoteles, etc. Después facturamos y nos paseamos por las tiendas del aeropuerto. Hasta las 17:20 no embarcamos en el avión. Ahí tuvimos el primer problema: un pasajero decide a última hora que no va a volar (no nos explicaron la razón) y se paraliza todo para descargar su maleta. Con ello perdimos el turno en la pista y no pudimos despegar hasta las 19:00.
En Egipto tienen una hora más que en Madrid, así que llegamos a Luxor a las 00:30 hora local. Volamos con EgiptAir, un vuelo muy tranquilito, sin ningún tipo de problemas excepto el ya comentado del pasajero. Nos dieron de cenar la bandeja típica de los aviones. Nada especial.
Nada más llegar al aeropuerto, se forman grandes colas para pagar el visado. Aprovechamos para, mientras uno hace cola, el otro ir a cambiar algo de dinero. Cambiamos sólo 20 €, por los que nos dan 148 LE (libras egipcias). Se hace pesado el tiempo empleado en estos trámites, más cuando ya es de noche, pero se olvida pronto. Los trámites son sencillos: primero se hace una cola para comprar un sello que se pega en el pasaporte y luego otra cola para que el policía de turno te lo cuñe (como en cualquier otra frontera). Nada más salir a la zona de llegadas del aeropuerto, un hombre con un cartel de Travelplan nos espera y nos asigna una bus que nos llevará a nuestra motonave.
El bus tardó un rato en acercarnos a la motonave. La nuestra era de la categoría más baja que se podía comprar, pero aún así le daban la catalogación de 4 estrellas. Su nombre era “Rosa del Nilo”. Por fuera se ve un poco viejo y por dentro es bastante angosto. La verdad es que en Europa nadie diría que un “hotel” así tendría más de 2 o 3 estrellas, pero aquí la vara de medir es distinta. Ciertamente hemos estado en lugares muchísimo peores.
La habitación que nos han asignado da a estribor y tiene dos camitas de 90 separadas por una mesita de noche. Tiene una pequeña claraboya que nos permite ver el Nilo y las orillas del río. El baño está integrado en la habitación y es tan pequeño que cuando te duchas el agua cae directamente sobre el retrete. Es el baño más pequeño que he visto en mi vida.
El guía se ha presentado en el bus. Se llama Amed y habla Español perfectamente. Nos ha contado como va a “guiar” el viaje más o menos. Mañana nos va a despertar a las 5:30 para aprovechar las primeras horas de luz antes de que haga demasiada calor. Antes de acostarnos, nos pide los pasaportes para rellenar los datos de ocupantes en el barco. Vamos a dormir menos de 3 horas, pero, siendo el primer día, eso nos da igual.
Gastos del día (y días previos)
940 € (paquete viaje combinado)
42 € (parking larga estancia)
30 € (gasolina)
1’5 € (coca-cola)
Total: 1013’5 €