¡Bienvenidos a Tiempo de Viajes! Estás a punto de descubrir de qué va este revoltijo de temas que hemos preparado para el capítulo 5 de la sexta temporada. Normalmente decimos que nuestros títulos son confusos, ¡pero esta vez es que ni nosotros sabíamos qué ponerle! La idea que teníamos era sacarnos de encima varios temas pendientes y, de paso, preparar el terreno para nuestro especial de la semana que viene. Imagínate, ¡cumplimos 200 capítulos! Si ya has aguantado 199, sabrás que nos encanta dar vueltas antes de entrar en materia, pero tranquilo, tenemos tela que cortar.
Arrancamos este episodio haciendo un pequeño repaso a las noticias más curiosas que han sacudido el mundo de los viajes y el turismo, aunque a veces sintamos que «qué poco cambian las cosas». Dejando de lado incidentes tristes, nos centramos en ese notición que nos dejó con la boca abierta: un robo en el mismísimo Louvre. Hablamos de cómo fue posible un robo tan inverosímil, utilizando una simple rampa, y las consecuencias que tuvo para el turismo. Lo que de verdad nos impactó fue la reacción del turista «medio», totalmente indignado porque le cerraban el museo, demostrando una mentalidad de empatía cero.
Esta discusión sobre grandes desastres, seguros fallidos, y las rendijas que siempre encuentran las aseguradoras para no pagar, nos sirve de puente para entrar en el tema principal que queríamos abordar. Empezamos hablando brevemente del accidente del tranvía de Lisboa y cómo siempre hay algún cable o alguna homologación que falla, permitiendo a las compañías de seguros limpiarse las manos. De ahí saltamos a la seguridad social y los seguros médicos privados. Y sí, esto nos lleva inevitablemente a la tarjeta que ha sido nuestro objeto de análisis durante todo el verano: Revolut.
Durante años, Revolut ha sido nuestro as bajo la manga, sobre todo para ti que eres viajero. Quien se mueva por el extranjero, especialmente fuera de la zona euro, ya sabe que no puede ir con la tarjeta del banco tradicional porque te sablan a comisiones y con unas tasas de cambio pésimas. Por eso la tarjeta Revolut nació enfocada en los viajeros y se convirtió en la alternativa más popular. Pero como somos honestos, ya te adelantamos que esto no es un anuncio; al contrario, después de tanto tiempo usándola, venimos con el «antianuncio» de Revolut.
Para entender nuestra experiencia, repasamos los diferentes planes que ofrece Revolut: desde el estándar gratuito hasta los más caros, Premium, Metal (el que usamos durante mucho tiempo) y el Ultra (el más top, y el que pagamos este año). Estos planes de pago, además de aumentar los límites de retirada de efectivo sin comisiones en el extranjero, incluyen ventajas jugosas como seguros médicos muy buenos, seguros de franquicia para coches de alquiler y suscripciones útiles, como Perplexity. Aunque estos beneficios son atractivos, nuestra decisión de pagar el plan Ultra, mucho más caro, se basó en una cosa: el travel hacking.
Somos los locos de los puntos, y no lo negamos. Lo que realmente justifica pagar una cuota anual alta es el esquema de recompensas de Revolut, especialmente en el plan Ultra. Te contamos cómo funciona la acumulación de puntos por cada euro gastado (que puedes canjear por vuelos) y, lo más importante, los multiplicadores que te permiten conseguir una barbaridad de puntos comprando billetes o componentes de ordenador en empresas específicas. Gracias a esto, te explicamos cómo planificamos para conseguir vuelos «gratis» a larga distancia, un objetivo que nos marcamos y que ya hemos conseguido.
Sin embargo, como ya avisábamos, cuando todo va bien, todo es maravilloso. Pero la prueba de fuego llega cuando hay problemas, y este verano tuvimos varios. El gran punto de conflicto que nos hizo replantearnos nuestra fidelidad a Revolut fue la atención al cliente. Aunque el plan Ultra promete un «chat prioritario y llamadas desde la app», te contamos cómo esa promesa se convierte en un suplicio de horas y horas esperando respuestas de una persona, mientras estás de viaje en Asia. Te damos todos los detalles de por qué, a pesar de las compensaciones que nos ofrecieron, no nos daban la razón en nuestras justas reclamaciones.
Al final, decidimos volver al plan Standard (el gratis, ¡sí, somos unos tacaños!). Pero, a pesar de las críticas al servicio de asistencia, hay que reconocer que Revolut sigue ofreciendo ventajas inigualables, como sus «Pockets» para acumular puntos (que sí se mantienen en el plan estándar) y la posibilidad de seguir viajando sin que tu banco te esté cobrando por cada transacción. Nuestra recomendación es clara: si viajas, no uses la tarjeta de tu banco tradicional; mira opciones como Revolut o N26. Solo por el hecho de evitar las comisiones de cambio, ya estás ganando dinero. ¡Hasta la próxima semana, que viene el especial!
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Tema principal: Truth and Beauty por audiotechnica (ccmixter)
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