
En este capítulo de Tiempo de Viaje volvemos a la intensidad después de un tiempo de episodios más relajados, y nos adentramos en un destino que, para nosotros, guarda un significado especial: Myanmar. Conocido también como Birmania, este país del sudeste asiático ha sido objeto de debate por sus nombres, pero más allá de la nomenclatura, es un lugar que nos marcó profundamente en nuestra vida viajera.
Aunque las circunstancias actuales desaconsejan viajar a Myanmar debido a la volatilidad y los recientes desafíos naturales como el terremoto de marzo de 2025, creemos que es importante hablar de él pensando en el futuro, cuando la situación permita redescubrir sus encantos. Nuestra primera y única visita a Myanmar tuvo lugar hace años, en un momento en que el país comenzaba a abrirse al turismo. Ya entonces existían advertencias de viaje, pero decidimos ir, conscientes de los riesgos.
Uno de los aspectos que exploramos al recordar nuestro viaje a Myanmar es su gastronomía. Directos como siempre, confesamos que la comida en Myanmar nos pareció, cuanto menos, peculiar. Desde mercados con productos inusuales hasta la dificultad a veces para saber exactamente qué estábamos comiendo en los puestos callejeros y restaurantes locales, fue una experiencia culinaria diferente a la de otros países cercanos. Aunque encontramos desayunos destacables y algunos platos interesantes, no es un destino al que iríamos pensando en una ruta puramente gastronómica.
Hablando de la infraestructura turística de Myanmar, abordamos un tema que suele generar reticencias: el alojamiento. Existe la percepción, que confirmamos en gran medida durante nuestro viaje, de que los hoteles en Myanmar tienden a ser más caros y de menor calidad en comparación con sus vecinos. Compartimos nuestras impresiones sobre esto y algunos consejos que aprendimos para intentar encontrar las mejores opciones en un país donde la oferta puede ser limitada, especialmente si se reserva con poca antelación.
El transporte en Myanmar fue otro punto clave de nuestra aventura y, sin duda, una fuente de anécdotas inolvidables. Desde los autobuses nocturnos para largas distancias, que ofrecen una comodidad sorprendente, hasta la fascinante experiencia de tomar el tren circular en Yangón nada más llegar al país. También hablamos de la movilidad en lugares icónicos como Bagán, donde las bicis eléctricas son el medio de transporte estrella, y destacamos uno de los trayectos en tren que consideramos de los más espectaculares que hemos hecho, el de Mandalay a Hsipaw, por sus paisajes y particularidades.
Por supuesto, no podemos hablar de Myanmar sin mencionar sus puntos de interés turístico más emblemáticos. Dedicamos una parte importante del capítulo a Bagán, la llanura de los miles de templos, que para nosotros fue, sin exagerar, uno de los lugares más impresionantes que hemos visitado en la vida. Compartimos por qué creemos que merece la pena pasar varios días allí y la magia de sus amaneceres y atardeceres entre pagodas. También abordamos el Lago Inle, otro destino muy popular en Myanmar, y Mandalay, explorando qué ofrecen estas zonas a los viajeros.
Además de los sitios conocidos, nuestra experiencia en Myanmar nos llevó a vivir momentos genuinos y surrealistas. Mencionamos, por ejemplo, nuestro paso por Yangón y una noche que recordamos especialmente en un lugar llamado Lion World, una experiencia inclasificable que intentamos describir sin desvelar todos sus misterios. Este tipo de vivencias son parte de lo que hace a Myanmar un destino tan auténtico y diferente a los circuitos más trillados.
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Tema principal: Truth and Beauty por audiotechnica (ccmixter)
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