Ah, Lisboa, esa joya secreta que solo los verdaderos conocedores saben apreciar. Porque, claro, cuando Arturo Pérez-Reverte se paseaba por sus callejones empedrados, Lisboa era solo suya, un escenario mágico reservado para unos pocos iluminados. Pero ahora, ¡ay!, hordas de turistas invasores han llegado, tomando selfies sin alma y arruinando lo que alguna vez fue una ciudad auténtica. Porque, como todo el mundo sabe, el turismo es solo un problema cuando los demás lo hacen, ¿verdad Arturito? Lisboa no era un destino turístico cuando nosotros íbamos. No, qué va, nosotros entendemos Lisboa, sentimos su esencia en lo más profundo. Los turistas, esos son siempre otros.
Es que, ¿quién podría culpar a Pérez-Reverte por quejarse de la desaparición de la Lisboa que él conocía? Después de todo, él sí sabe lo que es apreciar la cultura portuguesa. Porque pasear por Lisboa y disfrutar de una bica en una terraza es algo que solo algunos privilegiados saben hacer bien. Los turistas, claro, ellos simplemente deambulan por ahí, destruyendo el paisaje con su mera presencia. Pobres de ellos, que no saben sentir Lisboa como lo hacemos nosotros, los elegidos, los guardianes de la verdadera experiencia lisboeta.
Ah, Lisboa, convertida en un parque temático. ¡Qué tragedia! No como cuando nosotros la visitamos, porque nosotros no éramos turistas. Éramos exploradores, almas cultas en busca de lo auténtico. Las masas, en cambio, son los bárbaros que ahora destruyen esa Lisboa que antes era tan pura, tan virgen. Pero que quede claro: el problema no es viajar, ¡el problema es cómo ellos lo hacen! Porque Lisboa no es para cualquiera, es solo para los que saben lo que buscan. No como esos que llenan las calles y compran recuerdos sin entender nada de la rica historia que alberga cada adoquín.
El pobre Pérez-Reverte tiene toda la razón: Lisboa está muerta. Porque cuando él la conocía, era otro mundo, más auténtico, más especial. Ahora, claro, todo se ha vuelto tan vulgar, tan mainstream. Los turistas, esos seres que siempre parecen estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, han llegado para acabar con todo lo bueno. Pero tranquilos, que nosotros seguimos siendo diferentes, seguimos sabiendo cómo experimentar la verdadera Lisboa. ¡Menos mal!
Y es que el problema de Lisboa no es el turismo, sino los turistas que no son como nosotros. Porque cuando nosotros viajamos, lo hacemos con respeto y conocimiento profundo. Nosotros entendemos la historia, la cultura, el alma de Lisboa. Los otros, los turistas de masas, son los que están acabando con todo, convirtiendo esta maravillosa ciudad en otro destino desalmado. ¡Qué lástima que no puedan ser como nosotros, los verdaderos embajadores de la autenticidad!
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Tema principal: Truth and Beauty por audiotechnica (ccmixter)
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