Los buitres son unos animales muy feos, pero a la vez ejercen una extraña atracción. Aunque es posible encontrarlos volando, lo mejor es acercarse para verlos posados a dos patas sobre el suelo, cerca de algún cadáver abandonado por algún carnívoro. Eso sí, advierto que a los más ‘asquerosillos’ que ver a un buitre alimentarse no es precisamente ‘agradable’.
Esas costumbres alimentarias que tan famosos han hecho a los buitres, ofrecen escenas realmente sangrientas. Imagina un búfalo abierto en canal y un par de buitres metiendo la cabeza en sus entrañas buscando alguna parte blanda que tragar. Luego imagina que los dos sacan la cabeza y tienen enganchado un largo trozo de intestino, cada uno de una punta, y se pelean a tirones por quedarselo. El ganador se tragará el pedazo de carne entero, sin masticar nada. Cuando un buitre esté ‘lleno’ se echará a un lado y dejará comer a otros menos ‘fuertes’ (y es que hasta los buitres tienen jerarquías).
Para el viajero, además del posible valor estético de los buitres, estos animales tienen una interesante funcionalidad: indican con su vuelo en círculos dónde hay un animal recién muerto. ¿Y para que sirve esto? Pues sirven para localizar a los depredadores, ya que en la mayoría de las ocasiones se trata de animales cazados y los cazadores no suelen estar lejos.