En la colmena que formaron Ingrid y Andrés se desarrollaron tres jóvenes zánganas: Nora (8 años), Cloe (6 años) y Elsa (4 años). Un buen día la abeja reina y el obrero decidieron que ya era hora de buscar nuevas variedades de néctar en otras latitudes y empezaron a planificar un viaje que en agosto de 2016 les llevará a trasladar su colmena por toda Sudamérica. No irán solos, en la distancia les acompañarán un montón de colaboradores y muchos viajeros y que sueñan con algún día cumplir poder viajar en familia como ellos. Además, nuestras abejas viajeras, esconden un interesante proyecto educativo del cual hablaremos a continuación.

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¿Cómo fue el proceso desde que decidís hacer el viaje hasta que se lo comunicáis a vuestras familias y amigos? ¿Cómo se lo tomaron?

En Mayo del año pasado fuimos a las Jornadas de grandes viajes organizadas por Pablo e Itziar y allí, tras escuchar las aventuras de varios viajeros, nos miramos y dijimos: 8 de agosto de 2016. Y pusimos toda nuestra creatividad en marcha hasta hoy. Pero en realidad siempre nos ha gustado viajar y ya habíamos visitado países como India, Hungría, Croacia, Noruega, EEUU, Cuba, Venezuela o Marruecos. Nuestras 3 hijas nunca han sido freno, sino estímulo.

Nuestras familias nos conocen bien y saben de nuestras aficiones. De todos modos decidimos comunicárselo cuando tuviéramos bien pensado el proyecto y la web desarrollada. No es lo mismo decirle a tus padres: ¡Nos vamos de aventura a Sudamérica con las peques durante un año y sin casa propia! que hablarles de un proyecto educativo que nos llevará a través de las escuelas y sus gentes, con muchos contactos establecidos y un plan de ahorro firme. En cualquier caso y, desde el principio, hemos sentido el apoyo total por parte de familia y amigos, algo que ha hecho mucho más sencillo y especial todo.

¿Vais a realizar un recorrido más o menos cerrado por Sudamérica o estáis abiertos a lo que pueda surgir? ¿Cual es la idea inicial?

Hemos diseñado un viaje colaborativo muy flexible, que estará guiado por las escuelitas rurales que vayamos visitando y las casas particulares que se vayan ofreciendo a acogernos. Pero sabemos que diseñar viajes cerrados y con itinerario fijos es condenar el proyecto al fracaso o introducir un estrés innecesario que nada tiene que ver con nuestro concepto de viaje. Estamos totalmente abiertos a experiencias que puedan surgirnos en ruta y nos guiaremos por nuestros instintos viajeros más primarios para ir decidiendo sobre la marcha nuestro itinerario. Si en un lugar o casa estamos muy a gusto, nos encanta o conectamos con gente interesante igual nos quedamos unas semanas. Igualmente si algo no nos gusta nos ponemos en marcha en busca de otros estímulos.

Viajar familia numerosaTenemos un plan general de estar mes-mes y medio en cada uno de los países que visitaremos y siempre siguiendo el buen clima, algo que facilita mucho la logística familiar. Por ello empezaremos en agosto en Colombia e iremos bajando por Ecuador, Perú, Bolivia y Chile hasta llegar a Argentina en Diciembre-Enero (en esa fecha allí es verano). Luego visitaremos Paraguay, Uruguay y Brasil. En agosto 2017 volvemos a España.

Entiendo que vuestro vehículo está en Sevilla ahora, ¿cómo os lo vais a montar para moverlo hasta Sudamérica? ¿Por cuanto os sale el traslado? ¿No sería mejor comprar el coche allí y venderlo al finalizar el viaje?

Efectivamente, el vehículo está en Sevilla. Hemos vendido nuestro coche habitual para comprarnos el 4×4 con que viajaremos a Sudamérica. Queríamos tenerlo aquí para ir acondicionándolo con tiempo y a nuestro gusto para poder dormir en él toda la familia. Se trata de una Nissan Pathfinder negra, que ya se ha convertido en el 6º miembro de la expedición.

Aún estamos haciendo gestiones para llevar el vehículo al puerto de Santa Marta, en el norte de Colombia. Las autoridades portuarias de allí se han ofrecido a ayudarnos con toda la logística y recepción del vehículo por lo que estamos en conversaciones con varias navieras para que lo lleven allí. El coche viajará en un contenedor y nosotros volaremos a Bogotá y de allí viajaremos hasta Santa Marta para recogerlo.

Una de las preguntas que más nos hacen es por qué no lo compramos allí. Después de valorarlo e informarnos mucho decidimos llevarlo desde aquí por los siguientes motivos:

1. En Sudamérica apenas se fabrican coches, por lo que el mercado de 2ª mano es mucho más caro que en Europa. Hay coches que puedan llegar a costar incluso el doble.

2. Tener un vehículo a nuestro nombre y con matrícula española facilita muchísimo todos los trámites en los distintos pasos fronterizos de Sudamérica.

3. Queríamos tener tiempo para prepararlo tranquilamente, construirle una cama interior y buscarle otra cama para el techo, buscar posibles patrocinios y ponerle sus pegatinas, hacerle las revisiones y ponerlo a punto. Imagino llegar a Sudamérica con las 3 niñas, sin coche, sin casa y hacer todas estas operaciones y me da un patatús. Aunque seguro que se puede. Pero de esta manera estamos más tranquilos y ganamos en seguridad.

4. En nuestro día a día necesitamos coche propio. Solo tenemos uno así que la única opción era vender el nuestro y buscar otro que se ajustara a las características de nuestro viaje. Todo eso hay que hacerlo con tiempo, es de las primeras gestiones que hicimos y estamos muy contentos de tenerlo.

Trasladar el vehículo desde España a Sudamérica es una gestión compleja y cara. O tienes la suerte de conocer gente que trabaje en una naviera o acabas desesperado. En total, sumándole los costes aduaneros aquí y allí, sale entre 1.500 y 3.000 €. Es algo que aún no tenemos cerrado pero estamos en ello.

¿Tenéis una idea de lo que va a costar el viaje en total?

Imposible calcular el coste total. Es algo muy relativo puesto que nos iremos ajustando al presupuesto que llevamos e iremos regulando en ruta. Uno elije cómo y en qué gasta. Nuestro presupuesto para todo es de unos 30.000 € y de ahí debe salir el transporte del vehículo desde España, los vuelos de avión, el gasoil en ruta, las comidas… Hemos diseñado un viaje colaborativo donde la ayuda de la gente será esencial. No tenemos dinero para alojarnos en hoteles u hostales así que conviviremos en casas de familias que se ofrezcan. Es algo que no nos preocupa mucho, sabemos que Sudamérica será un gran hogar para nosotros y conocemos nuestra capacidad para vivir mucho gastando poco. Así que iremos regulando constantemente.
Pero además, estamos abiertos a todo y si es necesario detenerse en algún país y trabajar estamos dispuestos.

Nos hacían tantas preguntas respecto al tema económico que decidí escribir una entrada que he llamado como tener mucho dinero para viajar sin ganar mucho dinero. En esa entrada podréis leer nuestros trucos para poder sacar dinero bajo las piedras para cumplir este sueño viajero.

En ese artículo decís que no tenéis ni patrocinios ni ayudas, aunque tenéis muchos colaboradores, ¿significa eso que las colaboraciones que se consiguen no suelen ser materiales? ¿cuesta conseguir que las empresas se rasquen el bolsillo en proyectos como el vuestro? 

Sí, desde el principio y aconsejados por grandes viajeros (especialmente nuestro amigo Pablo Olías de Titiribici) decidimos no invertir tiempo y esfuerzo en buscar grandes patrocinios. De vez en cuando y si nos da el punto, mandamos algún que otro mail a grandes empresas como Decathlon o IKEA para contarles nuestro proyecto y proponerles posibles colaboraciones. La mayoría ni se molestan en contestar.

Viajar en familia  jugandoPero sí hemos invertido tiempo en crear redes humanas de colaboración, cuidar la imagen corporativa y tratar de difundir al máximo. Gracias a ello los medios se han interesado en nosotros y estamos logrando nuestro objetivo de llegar a muchas familias y escuelas sudamericanas que se están ofreciendo a colaborar y recibirnos. Esta política de colaboración humana nos está dando la oportunidad de conocer y acercarnos a personas muy interesantes que nos están echando una buena mano. La página web, el acondicionamiento del vehículo o los conocimientos de edición de vídeo son ejemplos buenos de aspectos logísticos en los que la ayuda ajena ha sido esencial.

Le hemos dado muchas vueltas: que si Crowdfunding, que si «lista de viaje», que si organizar jornadas recaudatorias, que si mendigar a amigos y familiares… pero no nos sentíamos cómodos con nada de eso. Tenemos muy claro que la participación e implicación con nuestro proyecto debía ser 100% voluntaria, sin el más mínimo atisbo de condicionante. Nos encanta que haya tanta gente que nos esté ayudando, pero sobre todo saber que lo están haciendo de corazón. Gracias a ello se está generando un ambiente muy especial en torno a nuestro vuelo: familiares, amigos, desconocidos, viajeros e incluso los medios de comunicación están colaborando de una manera natural y desinteresada a que nuestra aventura esté siendo muy especial y emotiva, incluso antes de salir.

Al estar fuera de España durante un año, ¿cómo vais a organizar todo lo relacionado con las educación de las niñas?

Es otra de las preguntas estrella. La contesto.

«No pasa nada por irte un año de viaje con tus hijos y luego volver a incorporarlos al colegio»

Nuestro caso es un tanto singular ya que ambos trabajamos como profesores en el mismo colegio. Nuestro colegio es además una cooperativa de la que formamos parte y es el colegio de nuestras hijas. Cada día vamos y volvemos los 5 juntos. Para nosotros es mucho más fácil la organización educativa. Proponemos complementar la educación escolar de nuestras hijas con la experiencia vital de un gran viaje y como profesionales sabemos que los aprendizajes a lo largo de este año serán mucho más significativos y emocionales que dentro de un aula. Pensamos que no hay mejor escuela que el mundo, sus lugares, su naturaleza, sus culturas, sus costumbres y sus gentes. No pasa nada por irte un año de viaje con tus hijos y luego volver a incorporarlos al colegio. Aún así vamos a tratar de instaurar ciertas rutinas educativas matinales durante la ruta. Especialmente en aquellas asignaturas instrumentales como matemáticas y lengua llevaremos un pequeño programa educativo que diseñaremos en coordinación con los tutores correspondientes (que son nuestros compañeros de trabajo). En la medida de lo posible también trataremos de conectarnos vía Skype con las clases e intercambiar experiencias entre ambos continentes a tiempo real o a través de pequeños vídeos. Nuestro concepto de educación trasciende las paredes de las aulas, los muros de la escuela e incluso las fronteras de los países. Somos profes y se aprende más y mejor en el mundo que en la escuela, por muy innovadora y potente que ésta sea.

Un ejemplo: aún sin haber iniciado el viaje, mi hija Nora (8 años) sabe colocar en el mapa todos los países de Sudamérica, se sabe todas sus capitales e incluso ubica bien el desierto de Atacama, el salar de Uyuní, la Patagonia o Machu Picchu. Y no le hemos dicho ni mu. Es el poder del interés y la motivación, el santo grial que tanto buscamos los profes.

«Se aprende más y mejor en el mundo que en la escuela, por muy innovadora y potente que ésta sea»

¿Cual es vuestra mayor preocupación en el viaje respecto a las niñas? ¿Salud? ¿Adaptación?

Realmente no tenemos esas preocupaciones. Nuestras hijas tienen buen humor y buena salud. Viajamos con un buen seguro que cubre cualquier incidencia médica. Evitaremos zonas de conflicto y zonas con riesgo elevado de enfermedades. Nos gusta la aventura pero por encima de eso está la salud de todos nosotros. No es un tema que nos quite el sueño. También se ponen malas aquí y medicamento hay en todas partes.

Hemos hecho viajes anteriores con las niñas y para ellas es muy enriquecedor y divertido estar expuestas a nuevas situaciones, culturas, personas y casas cada día. Además, de viaje se chinchan menos y colaboran más. Están habituadas a conocer nuevos lugares, que viajemos a casas de otras personas y queremos que crezcan en la confianza y la generosidad de otros. Ellas son una de las principales motivaciones que nos impulsan a perseguir este sueño viajero.

«Nuestra mayor preocupación es que nuestras hijas crezcan en un mundo con miedo a los demás, sin ganas de conocer su Planeta y su naturaleza increíble»

Nos encanta viajar a través de las personas, conocer e interaccionar con la gente local y promover las relaciones humanas basadas en el respeto, la tolerancia y la hospitalidad. Nuestras hijas Nora, Cloe y Elsa se empaparán de la realidad del mundo, que no es tan terrible como nos cuentan y conocerán mucha gente cálida y buena que hay repartida por ahí.

Nuestra mayor preocupación es que crezcan en un mundo con miedo a los demás, que crean que todo es tan terrible como muestran los telediarios, que no tengan confianza en el género humano y que no tengan una actitud abierta, tolerante y solidaria. Nuestra mayor preocupación es que crezcan sin ganas de conocer el mundo y su naturaleza increíble. El Planeta es demasiado grande como para quedarse de por vida en un lugar.

¿Cual es el objetivo de vuestro proyecto educativo? ¿Se culminará con algún documental o libro cuando regreséis del viaje?

Al ser profesionales de la enseñanza hemos desarrollado bien nuestro proyecto educativo en un documento más extenso que se puede descargar en nuestra web. Explicamos aquí sus objetivos.

No descartamos ni documental ni libro, aunque no viajamos con grandes pretensiones al respecto. A mi (Andrés) me encanta escribir y si pudiera sacar el tiempo sería genial poder tener todo recogido en un libro. Pero no es nuestro objetivo prioritario.

Estamos seguros que las experiencias que recojamos por el camino nos servirán para, una vez aquí en lo más conocido, hacer uso de ellas.

Viajar en familia es posible¿Creéis que las familias españolas con niños viajan poco? ¿Hasta qué punto puede ser educativo un viaje?

En España los más viajeros son los Vascos y Catalanes, sin duda. De Despeñaperros para abajo es más difícil encontrar familias viajeras, aunque una vez metido de lleno en el circuito viajero hispano descubres que hay muchas más de las que crees. Hay un sector importante de la sociedad española que piensa que tener hijos supone terminar con aficiones y hobbies. Hay padres que adaptan su vida a los hijos y padres que les incorporan a su manera de vivir, les hacen partícipes de sus pasiones y reinventan sus aficiones para adaptarlas a esta nueva etapa que, sin duda, es diferente. En nuestro caso, las niñas y nuestro interés por verlas crecer felices, han motivado que desempolvemos pasiones aventureras para revivirlas con ellas y redefinir nuevos modelos de vida más acordes a nuestros ideales.

Dedicar tiempos de calidad a la familia, descubrir el mundo a través de ellas, bailar, reír, llorar, volar, soñar a su lado también nos educa a nosotros. Todo eso y mucho más se consigue viajando. No hay experiencia más educativa que la que ocurre a través de las emociones y el viaje está llena de ellas.

Y cuando regreséis, ¿qué? ¿Será posible volver a la rutina tan fácilmente? ¿Y si os ha picado el bichito del viaje? ¿Hay un plan B en caso de que no queráis parar de viajar?

A diferencia de algunos viajeros, para nosotros esta aventura no supone una huida de una vida que no queremos, sino un paso hacia delante en la búsqueda de experiencias y modelos que puedan enriquecernos personal y laboralmente. Esa concepción inicial cambia radicalmente la perspectiva. Nos gusta sentir que tenemos un lugar, un hogar, una familia y un trabajo al que volver para poder compartir todo lo que viviremos durante el viaje. Amamos profundamente nuestra profesión y tenemos la suerte de formar parte de un equipo increíble en nuestro colegio.

Seguramente volver a la rutina será complejo y es uno de los momentos más difíciles de todo viaje. El bichito, más que nunca permanecerá a la espera de nuevas aventuras dentro de nosotros. Pero volver no significa parar y el mundo es demasiado enorme. Asia nos llama con fuerza. África nos da mucho respeto pero no podremos ignorarla. Australia, Nueva Zelanda, Islandia, Madagascar…bufff.

No hará falta plan B porque en nuestro plan A siempre habrá otro viaje en mente.

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