Andrea se define como escritora, artista, tatuadora, ilustradora y viajera inquieta, mitad vasca, mitad asturiana. Un viaje de estudios a México DF fue lo que lo cambió todo: aunque desde bien pequeña había viajado, México supuso el cambio de mentalidad definitivo para decidirse a no parar de viajar. Y no ha parado. Con 23 años ha visitado ya 12 países y los que caerán…

Si queréis seguir las aventuras de Andrea os recomiendo que no os perdáis su blog El Lápiz Nómada y contactes con ella a través de Facebook. ¡Y no os perdáis sus fotos e ilustraciones!

1. La fiebre viajera empezó muy pronto en ti, ¿le ves fecha de caducidad? ¿o cada día va a más?

Mis padres me enseñaron ciertamente desde temprana edad a amar moverme de un sitio a otro, ya fuera con la mochila o en furgoneta. Conocer otros lugares, otras culturas. Al principio fue algo que comenzó de una forma inocente, sin ser realmente consciente, pero poco a poco, ha ido a más. Sobre todo desde 2012, cuando me fui por un año a México. Un año entero, un año al otro lado del charco, en un país y una cultura desconocida para mí. Desde entonces los horizontes se expandieron. Quería conocer México, Cuba, Perú. Ya estaba al otro lado del charco, así que por qué no agarrar la mochila e irme. Los planes eran muchos, pero no tantos se concretaron. Por aquel entonces aún buscaba compañía para mis viajes. De esa forma hice algunos viajes con amigos por la República. Poco a poco todo se fue dando. Al volver a España, quedarme ahí ya no era una opción. Por eso me fui a Estados Unidos, para regresar de nuevo a México más tarde. Por eso decidí luego irme a vivir al Caribe y finalmente, cuando las cosas se torcieron ahí, decidí agarrar la mochila. Ahora estoy viajando y mi cabeza se llena ya de nuevos viajes. Quiero conocer mejor Europa con la mochila por ejemplo.

2. Tu principal forma de financiación de los viajes son los ahorros propios. Para recuperarte económicamente, ¿vuelves a España o has probado a trabajar en otros países? ¿Por qué?

Es cierto que la principal forma de financiación de mis viajes son mis ingresos, pero además, mientras viajo, también voy tatuando, lo que me permite mantener mi presupuesto e ir recuperándome económicamente mientras viajo. También en ocasiones trabajo como voluntaria para minimizar gastos. He probado a trabajar para terceros en otros países, como en México, pero eso te obliga a cambiar del modo viaje, a establecerte por tiempos más largos en un lugar. Además, el sueldo era realmente bajo, lo que hace que no merezca la pena y sea mejor seguir viajando y volver a España a trabajar o algún otro lugar económicamente más fuerte donde dos o tres meses de trabajo te permitan ahorrar para viajes más largos, como hice en Estados Unidos.

3. Comentas en el blog que tu presupuesto mensual varía entre 180 y 240€ al mes, intuyo que te refieres a países del sudeste asiático y algunos de Sudamérica y ese no era el ritmo de gasto en EEUU por ejemplo. Si era así, ¿cómo lo haces para mantener el presupuesto tan bajo en ese tipo de países?

En EEUU los precios se disparan, es cierto, haciendo que el presupuesto pueda hasta triplicarse, aún así hay formas de evitarlo. Cuando estuve en EEUU dormí siempre en casas de amigos de amigos o sino, en carpa o tienda de campaña. Las dos o tres veces que tuve que utilizar hostal, fue siempre pagado mínimo entre cuatro, lo que hacía que finalmente no fuera tan caro. A la hora de comer, cocinábamos siempre y aunque la compra en el supermercado suele ser cara, puesto que además en California están muy de moda los productos orgánicos, al cocinar siempre entre varios finalmente nos salía barato. Eso hizo que realmente mi presupuesto no se saliera de las órbitas, haciendo un gasto de unos 300€ mensuales o hasta algo menos.

4. Ahora estás viajando por Sudamérica, ¿qué es lo mejor y lo peor que te ha pasado en este viaje?

Lo mejor es todo el rato. Es cada paisaje nuevo, cada persona que se cruza en mi camino, la oportunidad del aprendizaje constante. Creo que para mí eso es sin duda lo mejor del viaje. La velocidad a la que siento que aprendo. Conozco lugares que ni sabía que existían, me intereso por sus historias. De la mano de la gente conozco la política, las relaciones. Eso me permite estar siempre poniendo en balance mis propias ideas y pensamientos de la vida, enriqueciéndolos cada día.

Y lo peor, creo que son los momentos en los que te sientes lejos de todo. Lejos de la gente a la que quieres, esa gente que por momentos te gustaría tener ahí para contarles distendidamente tu nueva novedad o tus penas y, sobre todo, abrazarlas fuertemente.

5. Para viajar barato es mejor viajar lento, ¿pero es la única ventaja del slow-travel?

Por supuesto que no. Viajar rápido te obliga a visitar los lugares en un abrir y cerrar de ojos. Llegar, sacar las fotos y seguir camino. Viajar lento te permite adentrarte un poco más en la vida local de cada lugar, tomarte el tiempo para conocer sus puntos flacos y disfrutar del lugar de una forma más real y vivencial.

6. De todos los países que has visitado, ¿con cual te quedas? 

Sin duda con México, un país que me ha enganchado y me ha hecho vivir ahí bastante tiempo. Su gente, su calidez, sus paisajes, que abarcan hasta mares y desiertos y su diversidad, hacen que sea uno de los países en los que más he podido disfrutar y en el que he podido sentirme además, en algunos aspectos, como en casa.

Por otro lado, Argentina me ha gustado mucho porque me ha parecido muy fácil viajar.

7. Comentas en el blog que llevas una mochila de 50 L que pesa entre 10 y 12 kilos. ¿Has llegado al límite o crees que podrías bajar el volumen para un viaje largo pero estás cómoda y por eso no lo haces?

Lo cierto es que es más peso del que me gustaría llevar, pero es la consecuencia de mantener un blog (que me obliga a llevar un ordenador, una cámara grande y un disco duro, que pesan bastante) y de tener la oportunidad de tatuar por el camino para ir financiándome. Solo el material de tatuaje me pesa casi tres kilos, lo que hace que bajar el peso de la mochila se me haga complicado, pues finalmente llevo lo que para mí es básico. Supongo que sí tuviera la certeza de viajar únicamente por zonas de calor, podría aligerar la mochila un poco y descartar el saco de dormir. Para viajes cortos, de 20 días o similar, si podría llegar a aligerar, pues no necesitaría llevarme el equipo.

8. Tienes un blog con un diseño muy trabajado y grandes contenidos, ¿cómo empezaste a escribir un blog y con qué objetivo?

Tiempo antes, tuve otro blog, de otro tipo de contenidos. Tanto en aquel blog como en el actual, el deseo de escribir un blog surgió viendo blogs en la web. Ver el trabajo del otro, sus viajes, me dieron ganas de abrir el mío propio, para que así, de alguna forma el viaje quedara registrado en algún tipo de medio y no sólo en mis diarios y en el caos del disco duro de mi ordenador. Esta vez, quise ir un poco más allá y no quise que el blog fuera algo únicamente para mí, darlo a conocer, que mis viajes pudieran servir también a otros viajeros. En un futuro, me gustaría trabajar además como freelance y pensé que el blog, entre otras cosas, podía ser también una buena carta de presentación de mis ideas y mi trabajo.

9. Eres usuaria de CouchSurfing, ¿qué tal funciona en sudamérica? ¿Lo utilizas por ahorrar dinero o para acercarte a la gente?

Pues la verdad funciona bastante bien, en algunos países mejor que en otros. En Bolivia costaba un poco más encontrar couch, pero aún así han sido pocas las veces en las que habiendo usuarios no he podido encontrar alojamiento. Y bueno, lo utilizo para ahorrar dinero, sí, claro, desde luego ahorrarte el hostal en un viaje largo se vuelve algo importante. Pero Couchsurfing te da mucho más que eso. CS te permite conocer los lugares de la mano de gente local, conocer a otros viajeros o hacer que te enamores de una ciudad en la que, de otra forma, te hubieses quedado una sola noche. A veces el lugar se vuelve lo de menos y es la experiencia con la gente que te aloja la que da sentido al viaje.

10. Muchas chicas (¡y chicos también!) tienen miedo a viajar solas, ¿qué les dirías?

Pues que se animen, sin dudarlo tanto y sin escuchar a todas esas voces que les convencen de que algo obligatoriamente ha de salir mal. Yo durante mucho tiempo tuve miedo a viajar sola, andaba siempre convenciendo a todo el mundo para que me acompañara en los viajes más inesperados. Finalmente comprendí que no siempre podía andar buscando compañía y que viajar sola es algo muy enriquecedor que además, te da una enorme satisfacción. Así que me negué a escuchar mis miedos y a todos aquellos que me decían que estaba loca y agarré la mochila sin una fecha establecida de vuelta. Y ahora creo que fue la mejor decisión que pude tomar. Viajar sola es algo maravilloso que te permite conocerte a ti misma cada día.

Así que empaquen sus miedos, hagan una bola y métanlos en la mochila si quieren. Agarren la puerta y salgan sin mirar atrás. Ya verán que rápido se deshacen de ellos. Pasados diez días de acondicionamiento todo empieza a rodar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *